La vida de Ramona ha estado marcada por su sobrepeso: según ella, comía porque intentaba curar la ansiedad de su madre; su hermana y sus amigas siempre la molestaron volviéndola sumamente solitaria; le encanta hornear galletas; la gente la identifica como “la gorda” y, ahora, en su edad adulta, la han corrido de su trabajo de diez años por su sobrepeso. La crisis la pone a prueba y Ramona aprovecha para reestructurar su vida y recomenzar. Se apoya en unos escarabajos mágicos con los que puede pedir deseos para cambiar lo que no le gusta.
Este mes de agosto, Forbes publicó la lista anual de las actrices mejor pagadas. Solo la número 3, la comediante y actriz, Melissa McCarthy, no es un delgado símbolo sexual. El mensaje es claro y nada revelador: la gente prefiere ver guapas de cuerpo atlético en la pantalla. En este sentido Ella es Ramona es arriesgada, pues tiene como protagonista a una actriz pasada de peso, la también comediante “Manchita”, Andrea Ortega Lee. El director mexicano, Hugo Rodríguez (Una pared para Cecilia, 2011), hace del sobrepeso un motivo constante, una parte medular de la personalidad y entereza de la protagonista –las cosas empiezan a mejorar para el personaje cuando decide que bajar de peso no es para ella–, es el punto recurrente de los chistes envueltos en una comedia dulce e inofensiva, totalmente blanca y muy transparente en sus objetivos y congruente con su lindo y muy cuidado diseño de arte que parece inspirado en una pastelería: entretener y hacer sonreír al público dejando un mensaje positivo, que puede ser alentador para los espectadores de México, un país que está colocado actualmente como el de más obesos en el mundo. A pesar de que el guión propone un modelo de mujer distinto al hegemónico (contenta con sus curvas, con estar soltera, totalmente independiente), la estructura se ciñe a las convenciones de la comedia de Hollywood y lo hace sin buscar herir susceptibilidades y sin escarbar demasiado en la superficie, lo cual va en detrimento del humor –que puede sacar sonrisas pero no carcajadas–, de la dimensión de los personajes –que aunque pasan por males no los padecen realmente–, y de la lógica entre ciertos hechos –como: ¿por qué si en distintos momentos de su vida Ramona puede pedir deseos “mágicos” y su principal problema en la cabeza es ser gorda (incluso está dispuesta a pagar por dejar de serlo), nunca pide bajar de peso?-. El resultado es una película tierna pero poco conmovedora, demasiado políticamente correcta para las dimensiones que proponía.
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Fecha de estreno en México: septiembre 11, 2015.