Una noche, Elvira (Cecilia Suárez) discute brevemente con su esposo, Gustavo (Carlos Bardem), debido a que su bebé no deja de llorar. Ligeramente desesperado y agobiado por la dinámica de la rutina familiar, Gustavo decide salir a comprar cigarros a una farmacia. A la mañana siguiente, Elvira aparece recostada en su cama sola con sus dos hijos. El esposo la ha abandonado. Negándose a aceptar su situación, Elvira comienza una frenética búsqueda para hallar a su marido. Aunque es calculadora y precavida, la mujer no tiene un plan concreto, pero sobre la marcha, conforme se presentan las situaciones cotidianas, teje sus intenciones con la ayuda de las personas que están a su alrededor: su vecina, Luisa (Vanessa Bauche), una bondadosa e ingenua mujer; su amiga, Eloy (Angie Cepeda), dueña de una exitosa funeraria; y Ricardo (Luis Gerardo Méndez), un joven que trabaja como chofer en la funeraria.
En sus dos primeros largometrajes de ficción (No sé si cortarme las venas o dejármelas largas, 2013; Amor de mis amores, 2014), el joven realizador mexicano, Manolo Caro, optó por repetir la fórmula de adaptar sus exitosas obras de teatro a versiones cinematográficas. Ambos casos eran comedias corales de enredos que retrataban los conflictos emocionales de parejas jóvenes de clase media acomodada. Ahora, para su tercer largometraje, Caro escribe un guión pensado específicamente para cine y el resultado es mucho más favorable que los dos casos anteriores. En primer lugar, el director se deslinda de aquella atmósfera insustancial que acompañaba a sus personajes, dejando de lado la fugacidad y superficialidad con la que abordó los temas del amor, la infidelidad, la culpa y el perdón. Caro sale de su zona de confort para explorar la ferviente búsqueda de una mujer que se niega a perder a su compañero de vida, y lo hace desde una perspectiva más madura y comprometida a la que nos tenía acostumbrados. Elvira, te daría mi vida pero la estoy usando (2014) es un melodrama bien ejecutado, aunque no exento de situaciones extravagantes, fortuitas e inverosímiles que se le presentan a la protagonista para seguir su camino, así como abruptas decisiones que ella decide tomar. El relato se centra en una mujer de clase media que, si bien es cierto que su mayor preocupación es encontrar a su esposo, choca con un momento crucial donde se percata que sus pequeños ahorros –resguardados en el cajón de su buró– son insuficientes para mantener a sus hijos. Mientras en Amor de mis amores, el personaje de Ana (Marimar Vega) vive en una burbuja donde su mayor preocupación es decidir cuál de los caros y lujosos vestidos de novia comprará, aquí el problema económico por el que atraviesa Elvira la obliga a “ponerse las pilas” y trabajar, y esa situación resulta mucho más atractiva que ver a una joven caprichosa y frívola planeando su boda. Manolo Caro logra conjugar elencos atractivos, pero por momentos se percibe que no ejerce pleno control sobre la exaltación que viven sus actores. Aunque Cecilia Suárez sostiene de manera serena y decidida a su personaje durante todo el filme, uno de los momentos finales –cuando una desgracia acontece– ella luce exagerada y sobreactuada imposibilitando cualquier tipo de comunicación emocional con el espectador. El director vuelve a hacer uso de la comedia y la música popular para que el relato se vuelva dócil y plácido por momentos; el humor –reflejado en la fina ironía con que se maneja Elvira– es ligeramente más inteligente y agudo que en sus películas anteriores. Elvira, te daría mi vida… es una tímida aproximación al drama y la tragedia, terrenos que aún no han sido explorados del todo por Caro, pero este filme representa un primer esfuerzo por inmiscuirse en ellos.
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Fecha de estreno en México: 14 de agosto, 2015.