Leah (Nicole Muñoz) es una joven que, después de la lamentable muerte de su padre, intenta encontrar estabilidad emocional. Ella confía en su extrovertida amiga Janice (Chloe Rose), y su comprensivo novio Aaron (Eric Osborne), y el mayor confort lo encuentra en la música death metal y los libros sobre ocultismo, mostrando interés en aprender sobre las prácticas demoníacas y rituales de magia negra. Leah se esfuerza por vivir con su madre (Laurie Holden), una mujer que se enfrenta a la depresión y lucha contra la claustrofobia en una casa que una vez compartió con el amor de su vida. Tratando de sacudirse los fantasmas del pasado, la madre decide vender la casa y mudarse a una cabaña en el bosque, buscando un nuevo comienzo. Cuando las tensiones que rodean la relación madre-hija aumentan, Leah recurre a la magia negra para resolver sus problemas, invocando -mediante un hechizo- al espíritu maligno Pyewacket.
Si bien es cierto que la leyenda de Pyewacket se remonta al siglo XVII en Inglaterra, el director y guionista Adam MacDonald ha decidido aludir a este espíritu malévolo en un contexto distinto ya que lo traslada a la región de Ontario, Canadá en pleno siglo XXI. Espíritu del mal (Pyewacket, 2017) es un relato de horror que se cocina a fuego lento con el potencial de algunos momentos genuinos de tensión y amenaza, pero que, en última instancia, se aleja de entregarlos. El filme avanza positivamente a través del arrepentimiento de Leah, quien, cuando se da cuenta de sus acciones, sabe que es demasiado tarde para detener las consecuencias del ritual diabólico. Y precisamente ahí radica el mayor obstáculo; al revelarse tan temprano el hechizo, quedamos atrapados con Leah, esperando lo inevitable mientras anticipamos que algo saldrá de las sombras a cada paso, o que su madre de repente sufrirá algún misterioso accidente.
Fecha de estreno en México: 1 de febrero, 2019.
Consulta horarios en: Cinemex