En el curso de una noche, Seúl se transforma en una ciudad poblada por zombis. Dos jóvenes, que discuten los problemas de la asistencia sanitaria y médica, interrumpen su conversación cuando ven que un anciano herido se dirige cojeando hacia la estación de tren, que también funciona como un refugio para los desamparados y los vagabundos. Minutos más tarde, un hombre se percata de la herida del anciano y pide ayuda en un hospital, pero no es admitido debido a la falta de camas para enfermos. No pasará mucho tiempo para ser testigos de cómo esa herida, al no ser tratada, desencadena una ola de infecciones en los pobladores, quienes rápidamente se convierten en zombis dispuestos a atacar a los demás. De manera paralela, se desarrolla la historia de Hye Sun, una adolescente fugitiva que después de abandonar a su novio, decide reencontrarse con su padre, pero deberá hacerlo en medio de los disturbios y el caos.
El realizador surcoreano, Yeon Sang-ho (The King of Pigs, 2011; Train to Busan, 2016) cuestiona quiénes son los verdaderos monstruos: ¿los zombis o los humanos? El temor habitual que los espectadores deben sentir hacia los “muertos vivientes” es subvertido cuando los personajes humanos demuestran la perversidad de sus naturalezas. Estación Zombie: Seúl (Seoul Station, 2016) no se deleita con la sangre, las tripas y la violencia de la película de zombis promedio; los humanos tampoco son los héroes porque la ciudad es la muestra de un país enfermo que, debido a las dinámicas egoístas, indiferentes y agresivas, se desmorona por sí misma. En términos estéticos, los fondos y los entornos de la ciudad no son representados detalladamente; el director renuncia deliberadamente a la fastuosidad y riqueza cromática. Los cuerpos y las rostros de los personajes están en el centro de la animación; una animación poética y humanista; gris y despiadada, pero humanista. El relato adquiere mayor importancia cuando se muestra consistente en ideas y comentarios sociales. El levantamiento de los zombis es casi una representación metafórica de una revolución social comandada por aquellos que la sociedad ha olvidado. La desgarradora escena final nos deja en un piso por encima de la ciudad desconsolada y completamente abandonada: Seúl se revela, entonces, como una sala de espectáculos de alta tecnología que luce atractiva y fascinante, pero sofoca y oprime a sus habitantes, principalmente a los más necesitados.
Fecha de estreno en México: 29 de septiembre, 2017.
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