Walter (Ntare Guma Mbaho Mwine), un ciudadano originario de Angola, ha estado viviendo en Nueva York durante 17 años. Ahora, su esposa, Esther (Zainab Jah), y su hija adolescente, Sylvia (Jayme Lawson), a ninguna de las cuales ha visto en todo ese tiempo, se unirán a él en la Gran Manzana. En su pequeño apartamento es donde intentarán reconstruir una vida familiar a pesar de que se han convertido en perfectos extraños después de tanto tiempo separados. Farewell Amor (2020), la conmovedora ópera prima de la guionista y directora Ekwa Msangi, cuestiona, reflexiona y descifra la desconexión que se siente entre los que se quedan atrás y los que dan un paso aislado hacia adelante en su deseo de alcanzar y permanecer en la “tierra de las oportunidades”. El filme encuentra un delicado equilibrio entre el drama en el sentido más visceral, ya que los secretos amenazan con cambiar un cauteloso equilibrio doméstico recién descubierto, y el drama en el sentido más íntimo, al mostrar cómo esposo y esposa se redescubren paulatinamente. Y en este péndulo, padre e hija parecen reencontrarse inesperadamente en un terreno común; mientras que madre e hija descubren que sus diferentes enfoques de la vida son más pronunciados en este nuevo lugar potencialmente peligroso. Las exquisitas actuaciones del elenco y el toque elegante de Msangi, que nos permite comprender la perspectiva de cada personaje en esta inusual reunión, se fusionan para crear una historia que logra esa rara hazaña cinematográfica de ser específico (en el contexto) y dolorosamente universal (en lo emocional) al mismo tiempo. Esta es una historia de inmigración que será desgarradoramente familiar para muchas diásporas, donde los lazos rotos por necesidad son difíciles de resarcir, donde padres e hijos experimentan vivencias conflictivas al mudarse a un país extranjero en un intento de construir una vida mejor.
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