Basada en la novela visual homónima, la primera entrega de la trilogía épica de anime japonés, Fate/stay night: Heaven's Feel (2017), cuenta el inicio de una nueva guerra por El Santo Grial, un artefacto místico de gran poder que será otorgado a aquél que resulte ganador de las múltiples y cruentas batallas. En este primer capítulo, titulado Presage Flower, Emiya Shirou (Noriaki Sugiyama) es inesperada y súbitamente convocado a luchar, de manera que debe aprender rápidamente a controlar la magia que posee para enfrentarse a hechiceros, monstruos y héroes legendarios y mitológicos que han combatido por años.

Mediante una suerte de sincretismo histórico y mitológico, se construye un relato épico-fantástico tejido por referencias literarias y mitológicas de Occidente y Oriente: las historias medievales del Ciclo artúrico y de las novelas de caballerías (el Rey Arturo y el Santo Grial) mezcladas con la narrativa bélica japonesa (Heike Monogatari), en la cual se presencia un conflicto por el poder entre los diversos clanes o familias militares; todo ello sostenido por la fantasía. Considerando únicamente lo anterior, la película ofrece diversas posibilidades de análisis y múltiples lecturas: desde el diálogo generado entre las tradiciones culturales, aparentemente opuestas, hasta la apropiación que se hace de las historias mitológicas y literarias de la humanidad para entregarnos un producto nuevo. Sin embargo, nos enfrentamos a un problema: una película de este tipo tiene dos clases de público totalmente diferentes: el común y el fanático. Cuando el espectador se enfrenta a un filme cuyos personajes e historias tienen una amplia trayectoria (una novela, tres series animadas, diversos manga y videojuegos) sin conocer absolutamente nada de ella, se encuentra en un predicamento y se cuestiona: ¿para quién fue realizado el filme? Si bien hay estrategias para satisfacer a ambos tipos de espectadores, como el de introducirnos brevemente al origen del héroe o de la historia en cuestión, en el caso de Fate/Stay Night: Heaven’s Feel, dirigido por Tomonori Sudo (The Gardner of Sinners, 2013), la estrategia resulta un fracaso. Para quienes no lo sepan, una novela visual es un videojuego de aventura que se reduce a la lectura de diálogos y cuya parte lúdica se encuentra en que hay más de una ruta posible a seguir para avanzar en la trama y, por tanto, existe más de un final. En el caso del filme que nos compete, presenciamos la tercera ruta posible de la historia (denominada Ruta Sakura), por lo que, en vez de construir un relato completo, el director deja espacios vacíos que confunden terriblemente al espectador común, para entregar al espectador conocedor un capítulo un poco más largo de la serie que ya ha visto; es decir,  el filme omite todo aquello que ya se ha relatado en las otras dos rutas posibles de la historia y que los fanáticos ya han visto o leído, como si el estudio encargado del mundo de Fate, Unfotable, hubiese decidido hacer tres películas en vez de una serie de 24 capítulos, como en los casos anteriores, para concluir la historia. Esto último reduce las posibilidades de involucrarse realmente con lo que se nos cuenta y el tiempo para el espectador común pasa, más bien, con él intentado descifrar qué ocurre. No es difícil hacerlo, pero tampoco es el objetivo. La película comienza planteándonos ciertos escenarios y ciertas reglas que, de un momento a otro (durante los créditos iniciales) cambian: son dos películas diferentes. Por otra parte, la fluidez y naturalidad de la animación es de aplaudirse, lo movimientos de los personajes, sobre todo en las batallas, es admirable, a pesar de que los escenarios urbanos luzcan sobrepuestos y poco flexibles.

Fecha de estreno en México: 19 de enero, 2018.

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