Manuel (Manuel Castro Rosas), un hombre solitario de 36 años que trabaja en una imprenta de periódico, se anima a invitar a salir a Alma, una niña de 16. Un joven (Gabino Rodríguez) se reencuentra en las instalaciones de la universidad con su antiguo amor de la secundaria (Montserrat Peralta). Porfirio, el padre de Alma (Jorge Zárate), es un taxista que busca explorar otro tipo de encuentros sexuales a los que está acostumbrado. Finalmente, una pareja de turistas extranjeros se aventuran en una costa mexicana, en principio paradisiaca y, de terrenos pantanosos y desconocidos.
Las cuatro historias forman parte de Filosofía natural del amor (2013), segundo largometraje del realizador mexicano, Sebastián Hiriart (A tiro de piedra, 2010). El filme se estructura a manera de ensayo cinematográfico; una obra basada en el tránsito introspectivo donde el autor yuxtapone las cuatro historias de ficción con los testimonios de varias parejas de la vida real (con formato de talking heads) y con primeros planos en macro de insectos interactuando en su hábitat natural con la intención de explorar el concepto del amor erótico y sus vínculos con los impulsos vitales y la naturaleza. Además de tomar como referencia principal la Física del amor (1903) de Remy de Gourmont, el título del filme (Filosofía natural), alude a los primeros estudios y tratados realizados en la antigua Grecia para determinar el comportamiento de los seres naturales. Hiriart, que en un principio parece no tener la intención de establecer una verdad absoluta, elige una estructura narrativa (ficción, testimonio, registro de la naturaleza) que le permite indagar, generar cuestionamientos y nuevas preguntas; estableciendo como premisa que, al igual que los insectos, el ser humano tiene un impulso vital de sentir el contacto de otro cuerpo, pero hombre y mujer se encargan de problematizar esos impulsos vitales que, en el reino animal, sólo tienen la función primordial de procrear para que persista la especie. Sin embargo, la conclusión final –a cargo del escritor y académico, Hugo Hiriart, padre del realizador– tiene las pretensiones de totalizar el concepto que se había explorado de manera oportuna hasta ese momento.
LFG (@luisfer_crimi)
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