Ya quisiéramos los mexicanos que los multifamiliares de las zonas aledañas a nuestras ciudades se parecieran a los que retrata con su cámara Andrea Arnold en Essex, a las afueras de Londres, en Fish Tank (2009). Pero, aunque sus carcasas ostentan más dignidad, la descomposición que encierran también hiede. Mia (Jarvis) es una agresiva adolescente de quince años que se dirige a su madre soltera y a su hermana, con quienes vive, a gritos. Cuando Connor (Fassbender), un atractivo joven que tiene un trabajo y sabe modular su voz, se introduce en su casa como novio de su madre, Mia descubre que su vida puede ser mejor y, también, peor.
A través de una personal representación de los detalles, Andrea Arnold destaca por dos cosas: atrapa de manera imperceptible al espectador en una tensión dramática en crescendo y hace surgir al ave Fénix de la poesía de entre las cenizas de la desilusión y el tedio de los suburbios ingleses. Por esto, es considerada la sucesora de Ken Loach.
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