Kevin (James McAvoy) es un joven que padece identidad disociativa (personalidad múltiple), un trastorno psicológico que se caracteriza, esencialmente, por la existencia de dos o más personalidades distintas en un individuo, cuyo comportamiento es determinado por la personalidad que sea dominante en determinado momento. En el caso de Kevin, él posee 23 identidades, pero hay una nueva identidad, la 24, que amenaza con emerger. Esa identidad es “la bestia”, y tiene el deseo de consumir carne limpia e inquebrantable como “alimento sagrado”. El relato se edifica a partir de tres narrativas. La primera se centra en el secuestro de tres mujeres adolescentes a manos de una de las más agresivas personalidades del atormentado Kevin. La segunda sigue la relación entre las múltiples identidades del protagonista con su psiquiatra (Betty Buckley), quien es capaz de discernir rápidamente que su paciente muestra perturbadores signos de inestabilidad. La tercera presenta –mediante flashbacks– la historia de Casey (Anya Taylor-Joy), una de las chicas que Kevin secuestró, que sobrevivió a una infancia plagada de eventos sombríos.
A pesar de los altibajos que ha tenido a lo largo de su trayectoria, M. Night Shyamalan es un cineasta que se mantiene fiel a su estilo. La obsesión por los espacios confinados; una meticulosa puesta en escena donde cada objeto tiene una razón de ser; la conjunción del suspenso y lo sobrenatural; la predilección por los giros de tuerca para desestabilizar las certezas del espectador; y –a nivel temático– la exploración de la identidad y el autodescubrimiento del individuo a través del dolor. Todos estos elementos están presentes en Fragmentado (Split, 2016), un poderoso thriller que arrastra al espectador hacia las profundidades del sótano para, desde una densa oscuridad, buscar los caminos que permitan encontrar nuevas luces y salidas. Shyamalan le da sentido al fuera de cuadro; las acciones que suceden más allá de los marcos son tan importantes como los sucesos que se presentan ante nuestros ojos; el director oculta segmentos clave para despertar la imaginación de la audiencia. Aunque lo sobrenatural está latente, el método de construcción de la película, su esqueleto, está diseñado con alta dosis de credibilidad para mantener la tensión y la curiosidad encendida. La historia es el fruto de la imaginación de Shyamalan, pero se basa en las complejidades del trastorno de personalidad múltiple o trastorno de identidad disociativa (MPD/DID) que el director ha investigado profundamente desde sus años en la universidad. Con la cabeza rapada, parecería que James McAvoy depende de los cambios de vestuario para identificar a los personajes, pero el actor escocés transmite cada una de las personalidades mediante un extraordinario trabajo de lenguaje corporal, expresión facial, acento y tono de voz. Por cierto, la secuencia final del filme será un deleite para los seguidores de la carrera de Shyamalan.
Fecha de estreno en México: 17 de febrero, 2017.