Aquí puedes ver nuestra Entrevista con Kornél Mundruczó
Fragmentos de una mujer (2020), el más reciente filme del cineasta húngaro Kornél Mundruczó (Delta, 2008; Hagen y yo, 2014), abre con un largo prólogo -de casi 30 minutos- en el que la protagonista Martha (Vanessa Kirby) está próxima a dar a luz en casa, asistida por su esposo Sean (Shia LaBeouf) y una partera (Molly Parker). Esta secuencia -rodada en un único y elaborado plano- alterna momentos de tensión con suspensiones poéticas casi en tiempo real; son imágenes sobre el dolor físico, con la cámara apretando los rostros de los tres hasta un desenlace dramático: el niño nace, pero muere momentos después. A partir de ahí comienza la revisión de todo un año en la vida de Martha y Sean, personajes que intentan -cada uno a su manera- reconstruir las piezas de su historia. Esos pedazos, esos fragmentos del título, hacen referencia a la protagonista, pero también son los de una niña que nunca nació realmente y se redujo a granos de arena para ser arrojados desde el puente. Como también ocurre en La habitación del hijo (2001), de Nanni Moretti, el duelo marca el final de una relación que parecía muy sólida e introduce un cambio en todos los personajes involucrados. Martha necesita un tiempo propio, un latido para sentir y recordar, una manzana para morder que la haga redescubrir el sabor que tenía el bebé en esos pocos momentos de la vida. Los que la rodean buscan justicia y entablan una demanda contra la partera que la asistió durante el parto. El filme también es una especie de diario personal y doloroso que pertenece a Mundruczó y su pareja, la actriz y guionista Kata Wéber, que han vivido personalmente una experiencia similar y que la trasladan hacia la pantalla, probablemente como un ejercicio de autoterapia, de manera sincera, abierta y conmovedora.
Disponible en Netflix