Dice el director que su principal intención al hacer esta película era provocar que un adolescente de 14 años tome su guitarra y se queje de lo que no le gusta. Tal vez por esto empieza el recuento desde muy atrás con una historia para muchos ya conocida en la que se enfoca en dos cosas: los malestares políticos mexicanos y las reacciones de su juventud rebelde. Vemos, desde sus principios, la historia del PRI y de los presidentes mexicanos, vemos el 68 y el 71, vemos el Festival de Avándaro, los cafés cantantes y los hoyos en los que se refugiaba el rock cuando era reprimido, vemos al EZLN, y, después de un buen rato, llega Molotov y su historia se va intercalando con la que se nos va contando desde el principio de la cinta.
En Gimme de Power, Olallo Rubio toma a la banda detrás de canciones como “Frijolero” y “Hit Me” como pretexto para mostrar que a lo largo de la historia la juventud se ha rebelado y que esta rebeldía siempre va acompañada de unsoundtrack. Molotov es colocada, a veces con demasiado esfuerzo, en el pedestal de los héroes, para que la juventud siga su ejemplo. Para sustentar su teoría, el documental tiene entrevistas con Juan Villoro, Javier Solórzano, Warpig, Rulo y muchos más. Es una cinta que tiene más de la ideología de su director que historia de la banda en que supuestamente se enfoca pero llega a nuestro país en un momento en el que los temas que trata están ya sobre la mesa de discusión de jóvenes y adultos.
AVE(@AloValenzuela)