En 1673, en una aldea de Lituania, vive Hanna (Hani Furstenberg), una mujer judía incapaz de superar la pérdida de su primer hijo y que se niega a embarazarse nuevamente a pesar de la insistencia de su esposo, Benjamin (Ishai Golan). Ella es inteligente e inquisitiva, causando incomodidades a los ancianos conservadores de la aldea, pero el verdadero enemigo llega cuando los pobladores que viven a las afueras de la aldea sufren los estragos de las plagas y enfermedades y culpan a los judíos de ser brujos que han lanzado hechizos contra ellos. Para ayudar a la aldea y expulsar a los intrusos, Hanna recurre a sus estudios de la Cábala para confeccionar un antiguo demonio de barro y lodo conocido como el Golem. A pesar de su apariencia -la de un tierno e inofensivo niño-, la criatura posee poderes sobrenaturales que amenazan con el exterminio de los invasores, pero también de la comunidad local.
Hace un siglo, Paul Wegener, con sus dos versiones de El Golem (1915 y 1920), preparó el escenario para otros clásicos silentes del cine de terror que giran en torno al ser humano y su ambición por ser un dios creador. Ahora, los hermanos israelíes Doron y Yoav Paz han “resucitado” esa antigua leyenda para mezclarla con elementos del popular cuento ruso “El chico de arcilla” y explorar las ideas talmúdicas en torno a la violencia, la venganza, el contagio y la enfermedad, pero con una sensibilidad moderna. En su mayor parte, Golem: La leyenda (The Golem, 2018) se desarrolla de manera predecible al explorar la asociación entre el golem y el niño que Hanna perdió, pero ese vínculo que al principio era demasiado obvio, termina siendo más profundo, permitiendo que los directores tracen la lucha interna de Hanna para ver al golem como un niño o como un monstruo inhumano. Los crecientes instintos maternales de Hanna -desde la apariencia física del golem (la comprensión de que la suciedad y la mugre solo están a nivel de la superficie y se pueden lavar para purificar) hasta la sugerencia auditiva de escuchar el juguete de su hijo antes de saber que su ritual funcionó- se sienten verosímiles y Furstenberg desempeña su papel de manera convincente. Incluso, la relación entre creadora y monstruo es inesperadamente matizada. Mientras vemos mucha evidencia de su monstruosidad, Hanna no cae en los estereotipos habituales del científico loco o tonto. Hay una sensación de que su conciencia de que ella es la única que puede matarlo significa que finalmente tiene el poder de superar su trauma.
Fecha de estreno en México: 26 de julio, 2019.