Dos boxeadores retirados, Billy “The Kid” McDonnen (Robert De Niro) y Henry “Razor” Sharp (Sylvester Stallone), deciden interrumpir sus actividades cotidianas para inmiscuirse nuevamente en el cuadrilátero. Ambos fueron, a principios de la década de los ochenta, los dos más grandes boxeadores de Pittsburgh. Su feroz rivalidad llamó la atención de todo el país, pero sus carreras deportivas se estancaron cuando “Razor” anunció su retiro justo antes del tercer (y definitivo) enfrentamiento que habría coronado al campeón supremo. Tres décadas más tarde, el promotor de boxeo, Dante Slate Jr. (Kevin Hart), convence a los ancianos pugilistas para que vuelvan al ring.
El realizador, Peter Segal (Get Smart, 2008), explora nuevamente la actividad deportiva dentro del género de la comedia (lo hizo en 2005 con The Longest Yard, protagonizada por Adam Sandler y Chris Rock). El mayor atractivo del filme es el homenaje a dos de los grandes boxeadores que se han visto en la historia del cine, Rocky Balboa y Jake LaMotta. Lo lamentable es que estos actores ya no poseen las cualidades físicas que los hicieron brillar en juventud. Las actuaciones de Alan Arkin (como el entrenador de “Razor”) y Kevin Hart producen momentos cómicos efectivos, pero la presencia de Kim Basinger (como la manzana de la discordia entre ambos boxeadores cuando eran jóvenes) pretende brindarle dramatismo al filme que nunca termina por involucrarse en la historia. Un retrato superficial de la vejez, del deterioro del cuerpo (ya sea por la edad, las enfermedades o los excesos –comida y bebida–) y del esfuerzo por cumplir los anhelos que de joven no se lograron.
LFG (@luisfer_crimi)