Cuatro jóvenes londinenses, Leah (Rea Mole), Max (Josh O'Connor), Charlotte (Hannah Arterton) y Jack (Daniel Metz), deciden mudarse a una casa en medio del campo para alejarse de las normas sociales y exigencias de la vida citadina, y construir una comuna utópica. A través de espectáculos artísticos con los que se entretienen mutuamente durante las tardes, el grupo empieza a desarrollar un vinculo afectivo que se vuelve más solido conforme los múltiples encuentros sexuales entre todos los miembros se integran a la relación.
Hide & Seek (titulada Amorous en Estados Unidos), filme británico de la directora debutante Joanna Coates, se centra en la relación poliamorosa de cuatro jóvenes de veintitantos años, y la forma en la que la llamada Generación Y (o Millennials) perciben y reinterpretan las relaciones interpersonales, lejos de convenciones y etiquetas. Coates buscó dar una muestra de la dinámica que surge cuando las reglas de la monogamia son desechadas a favor de un amor libre y un sistema de convivencia que, idealmente, se sostiene a partir del acercamiento artístico, representado en los actos teatrales y demostraciones de baile con las que los protagonistas pasan sus tardes. Pero los personajes permanecen bidimensionales, carentes de una historia de fondo que explique claramente sus motivaciones para abandonar la vida convencional, y la narrativa elimina cualquier tipo de fricción o problemática que se esperaría de una decisión que va en contra de las normas y lo que se considera moralmente aceptable; los miembros de la comuna permanecen aislados del resto del mundo, sumergidos en un paraíso idílico en el que entran con demasiada facilidad pese a que casi no se conocen. El único punto de posible conflicto es la llegada del exnovio de Charlotte, Simon (Joe Banks), pero su intrusión se resuelve demasiado pronto, desaprovechando el toque de realidad que aportaba el personaje como representante de una sociedad casada con el modelo de exclusividad en las relaciones sexuales y afectivas.