Benjamín (Vincent Lacoste), joven residente de la carrera de medicina, acaba de iniciar su pasantía en un hospital público de París, en el Departamento de Medicina General que dirige su padre, el profesor Barois (Jacques Gamblin). Es su primera experiencia directa fuera de las aulas, y aunque al principio todo parece rutinario, Benjamín pronto se dará cuenta de las dificultades diarias de la práctica médica: la falta de equipo y personal, que obliga a los galenos, a los practicantes, y a las enfermeras, a hacer malabares para cumplir con las necesidades de los enfermos. A la par de él, un experimentado y comprometido médico argelino llamado Abdel (Reda Kateb), también comienza a trabajar allí como residente, con esta pasantía busca aprobar los exámenes que le permitan trabajar en Francia y ganar lo suficiente para traer a su esposa y a su hija de su país de origen a París. Un descuido por parte de Benjamín provoca la muerte de uno de los pacientes, pero su falta es encubierta gracias a la protección de su padre. Una acción que va contracorriente del juramento hipocrático. Desde la perspectiva de Abdel, quien mantiene su postura ética, su humanismo, se nos revela un sistema de sanidad corrompido.
Hipócrates (Hippocrate, 2014), del realizador francés Thomas Lilti (Les yeux bandés, 2007), es un poderoso retrato de las deficiencias del sistema de Salud Pública de los hospitales de Francia. Una película realizada precisamente por un médico convertido en director de cine, quien rodó la película en el mismo hospital donde ejerció tiempo atrás. Lo que se ve en el filme es que lejos de lo que el juramento hipocrático supone, a algunos médicos les importa mucho más salvar su propio pellejo que la vida de sus pacientes. A la vez, el espectador es testigo de todas las limitaciones que afectan a los hospitales dependientes del gobierno en turno, como los recortes de presupuestos o la ausencia de motivación por parte del personal médico, en parte por los bajos salarios y las largas jornadas de trabajo a las que son sometidos. Curiosamente, el único personaje que por su profesionalismo y calidad humana parece rescatar el espíritu hipocrático, es el médico inmigrante, que debe trabajar como residente por su estatus legal. Lilti ironiza la manera glamorosa que se representa de la vida de los médicos en series como Dr. House (2004) o Grey’s Anatomy (2005); lo hace, insertando en algunas secuencias televisores que transmiten capítulos de House para contrastar la idealización de estas series con la realidad del oficio. Hipócrates nos muestra al personal médico lidiando con sus contradicciones, su día a día, sus contratiempos, sus rivalidades o los desacuerdos sobre el tratamiento correcto.
VSM (@SofiaSanmarin)
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Estreno en México: 12 de junio