En 1968, al igual que en otras regiones, los residentes del pueblo de Mill Valley, en Pennsylvania, atraviesan una etapa de crisis y dudas ante las próximas elecciones presidenciales, sin olvidar el momento álgido que se desarrolla en Vietnam. Para Stella (Zoe Colletti), una adolescente introvertida, escribir y crear mundos de ficción en privado es su escape y su método preferido para olvidarse de la cotidianidad. Durante la noche de Halloween, la joven se reúne con sus amigos Auggie (Gabriel Rush) y Chuck (Austin Zajur) para salir a las calles, divertirse y orquestar un plan en contra de Tommy (Austin Abrams), el chico que constantemente los molesta y maltrata en el colegio. El trío llega a una mansión abandonada que, de acuerdo con una leyenda local, está embrujada. Sin importarles, los amigos exploran el interior del recinto y descubren los libros escritos por Sarah (Kathleen Pollard), la integrante más joven de la familia Bellows. Acusada de crímenes horribles contra niños, Sarah fue atormentada por sus mayores, canalizando su oscuridad en páginas de cuentos macabros. Al leer el libro maldito, Stella pronto se da cuenta que la magia negra se ha desatado convirtiendo a los adolescentes en los protagonistas de terroríficas historias que se materializan en la realidad propiciando una oleada de enigmáticos monstruos en Mill Valley.
Las colecciones de cuentos Scary Stories to Tell in the Dark de Alvin Schwartz, acompañadas con las magníficas ilustraciones de pesadilla de Stephen Gammell, han servido en décadas recientes como ese trampolín entre la literatura de terror ligero para los niños y el mundo de la literatura de terror para adultos. Resulta sensato, entonces, que su adaptación cinematográfica, Historias de miedo para contar en la oscuridad (2019) -producida por Guillermo del Toro (El laberinto del fauno, 2006) y dirigida por André Øvredal (The Autopsy of Jane Doe, 2016)-, haga un movimiento similar y ofrezca una experiencia escalofriante que sea un poco más rica y madura que la gran mayoría de los relatos de terror adolescente, pero sin alcanzar el nivel de crueldad y visceralidad que esperaría el público adulto. Además de explorar el tema de la desobediencia juvenil y cómo algunas veces resulta necesario no seguir ciegamente a aquellos que se encuentran en posiciones de poder y autoridad, el filme yuxtapone el misterio de Sarah Bellows y los monstruos de sus libros con el espíritu de la época (un mundo de racismo desenfrenado, la Guerra de Vietnam y la elección de Richard Nixon) para ofrecer una parábola de horror sobre el impacto de la ficción y el papel que juegan las historias escritas y los relatos orales en la vida de los seres humanos. Algunos cuentos de Schwartz se incorporan de manera más orgánica que otros. No obstante, el guion mantiene una trama unificada a lo largo de su ejecución. Øvredal no necesita recurrir a la sangre para entregar momentos eficaces de terror, incluyendo un par de secuencias que involucran un horror corporal contundente, creando así varios instantes de tensión y temor al hacer que un espantapájaros asesino, una mujer pálida y un zombi disecado lentamente acechen a sus víctimas. Aunque quizá la secuencia más efectiva sucede con Ruth (Natalie Ganzhorn), la hermana de Auggie, quien desarrolla un punto rojo en su rostro, cometiendo un error crítico al elegir lo que inicialmente parece ser una mancha inofensiva. Desde abruptas sacudidas hasta torturas pausadas, Historias de miedo para contar en la oscuridad explota múltiples formas de conmocionar al público; por terror rotundo, por repulsión vil o por pánico prolongado que se toma su tiempo dulce y siniestro, la variedad de historias y criaturas agrega intriga, ritmo y tensión al filme.
Fecha de estreno en México: 16 de agosto, 2019.