Hombres al agua (Le Grand Bain, 2018), película dirigida por Gilles Lellouche, narra la odisea de un peculiar grupo de hombres cabizbajos y desanimados -casi todos alrededor de los 40 años- que se encuentran en plena crisis de edad y desconformes con la vida que han tenido. Cuando por azares del destino forman el primer equipo francés de natación sincronizada masculina a pesar de su poco conocimiento y dominio del deporte, comienzan a desafiar los prejuicios y estereotipos de la sociedad y de sus propias familias, por lo que se inicia una insólita aventura en búsqueda de la redención personal, explorando la importancia de las pequeñas victorias en la vida, el trabajo en equipo y las ilusiones.
El filme comienza con la presentación de Bertrand (Mathieu Amalric), un hombre que se encuentra desempleado desde hace dos años y sufre depresión, por lo que toma medicina para contrarrestar su síntoma. Su esposa Clarie (Marina Foie) ha perdido el respeto por él al igual que sus hijos debido a su apática forma de ver la vida. Bertrand, cansado de verse en esa situación deteriorada, toma una decisión por impulso y decide inscribirse en un nuevo equipo de natación sincronizada para hombres, donde conoce a Delphine (Virginie Efira), una entrenadora que dedicó su vida al nado sincronizado y vio frustrada su carrera. Aunque podemos observar que Bertrand no posee ninguna cualidad para ser admitido, Delphine lo acepta, a lo que se unen otros peculiares personajes para completar el equipo: Laurent (Guillaume Canet), un hombre que se encuentra en plena crisis por casi cumplir 40 años además de ver su matrimonio en estado de decadencia; Marcus (Benoît Poelvoorde), quien es un ingenuo dueño de un establecimiento de piscinas que se encuentra en bancarrota; Simon (Jean-Hugues Anglade), un frustrado músico de rock que vive en una casa rodante y la relación con su hija es muy mala; y Thierry (Philippe Katerine), quien siente que su trabajo es ridículo porque lo único que hace es guardar vallas de alberca. Aunque la película no cuenta con un personaje protagonista como tal, el peso del equipo y de la trama del filme recae en Bertrand, quien aporta mucha profundidad y detalle a la historia, ya que su evolución nos permite ver sus debilidades y fortalezas, y la forma en que poco a poco comienza a retomar la confianza en sí mismo. Otro personaje clave en la historia es Thierry, quien es el encargado de darle ritmo a la comedia, pues su aspecto descuidado resalta ante la nobleza que esconde, y su forma de responder ante las adversidades hace que el tinte humorístico sea ligero. Incluso, esto es resaltado por la fotografía de Laurent Tangy que mantiene una paleta de colores brillantes haciendo alusión a la ilusión, pero usando tomas oscilantes, que plasman la poca estabilidad de los personajes, tanto personal, como grupalmente. La música de Jon Brion es precisa, pues transmite alegría y va de la mano con el hilo de la historia. Cuando el equipo empieza a encontrar un poco de esperanza y fe en ellos mismos, Delphine, quien durante todo el filme demuestra ser muy sensible y siendo ello causa de los obstáculos y problemas en su vida, sufre una recaída alcohólica que se eleva fugazmente debido a una ruptura amorosa, por lo que Amanda (Leïla Bekhti), toma las riendas del equipo. Siendo parapléjica y la antítesis de Delphine, Amanda muestra desde un inicio su exigencia hacia los muchachos, dejando entrever su fuerte carácter y su sed de revancha rumbo a una competencia que pondrá a todos a prueba.
Fecha de estreno en México: 3 de mayo, 2019.