En la posguerra de Brooklyn, en la década de 1950, Frank (Bruce Willis) es un detective privado con vínculos personales con sus empleados que conoce a Lionel (Edward Norton) desde que era un niño. Lionel tiene el síndrome de Tourette, que trata de controlar con medicamentos y quietud, ofreciendo inteligencia a su jefe para proteger a la agencia. Cuando Frank es asesinado durante una reunión con misteriosos y peligrosos hombres, Lionel se queda para recoger las piezas, decidiéndose por su cuenta para descubrir qué le sucedió a su empleador y amigo, mientras compañeros de trabajo como Tony (Bobby Cannavale) continúan con sus investigaciones profundizando en los asuntos personales de Frank. Conforme avanza la resolución del rompecabezas, Lionel comienza a notar algo podrido sobre Moses (Alec Baldwin), una poderosa figura política que trabaja para construir una gran visión de la ciudad de Nueva York, mostrando poco interés en aquellos que se interponen en el camino. Buscando pistas, Lionel se acerca a Laura (Gugu Mbatha-Raw), quien está involucrado con una serie de documentos que Moses está buscando mientras su hermano idealista, Paul (Willem Dafoe), trata de advertir al detective del peligro en el que se encuentra.
Han pasado casi 20 años desde que el actor Edward Norton se colocó detrás de una cámara, con su debut, Keeping the Faith (2000). En aquella ocasión, el director debutante jugó a lo segura, haciendo una comedia romántica para Disney, pero ahora Norton ofrece algo con un poco más de carne, adaptando la novela de 1999, Motherless Brooklyn, escrita por Jonathan Lethem. En lugar de organizar una leve bufonada, Norton se endurece con esta historia de detectives, rindiendo homenaje a los clásicos noir de antaño, creando una propuesta rica en estilo y poblada de personajes despiadados. El conflicto central que impulsa toda la intriga de la historia no es completamente seductor, pero el cineasta tiene ideas cinematográficas que quiere compartir aquí, y encuentra momentos poderosos, aunque intermitentes, en esta saga de corrupción. Quizá, como era de esperar, a Norton, el actor, le va mejor que al director. Su actuación como Lionel podría haberse desviado fácilmente hacia el territorio de la exageración melodramática, pero Norton renuncia a la teatralidad y lo interpreta con un rango verosímil y equilibrado, creando un retrato compasivo y comprensivo de un detective con "vidrio en el cerebro", como Lionel lo expresa (y si el público se ríe de él, eso es más un problema de los espectadores que del personaje).
Fecha de estreno en México: 22 de noviembre, 2019.
Consulta horarios en: Cinépolis, Cinemex