Veinte años atrás, el señor Balboa (Roberto D’Amico) decidió echar de su casa a su nieto, Mauricio (Sacha Marcus), cuando lo descubrió robando las joyas de la abuela (Silvia Mariscal). El anciano nunca le comentó nada a su esposa y, para mantener la ilusión de que todo estaba bien con su nieto, Balboa decidió escribir cartas a nombre de Mauricio creando a un hombre exitoso y bondadoso, pero ficticio. Cuando Balboa se entera del regreso del nieto, decide recurrir a un ilusionista y embustero (Jaime Camil) para que, en compañía de una bella dama llamada Isabel (Adriana Louvier), se hagan pasar por Mauricio y su joven esposa, con la intención de que la abuela los conozca y mantenga la ilusión de ver a su nieto como un hombre de bien.
Basado en Los árboles mueren de pie, obra teatral del dramaturgo español, Alejandro Casona, el más reciente filme del realizador mexicano Roberto Girault (El estudiante, 2009; Ella y el candidato, 2011), Ilusiones S.A. (2015), es una propuesta con tintes de melodrama y comedia que pretende ahondar en las tensiones y vínculos que se desprenden cuando las mentiras son utilizadas para crear efectos de nobleza y belleza en los seres engañados. El dilema fundamental (sobre las bondades y desilusiones detrás de las mentiras) es tratado de manera muy sucinta y rápidamente desechado para dar paso a una historia de amor que se anticipa desde que los personajes de Camil y Louvier aceptan hacerse pasar por un matrimonio falso. Las reflexiones sobre el arte como mentira para dibujar una realidad alterna de felicidad se perciben superficiales, blandas y de fácil superación. Basta que a la primera los personajes reciban discursos pseudopoéticos para cambiar su forma de pensar de la noche a la mañana; y en ese sentido se evidencian sus pálidas y desdibujadas personalidades. El filme está plagado de actuaciones desmesuradas, precipitadas y poco contenidas, principalmente del protagonista, Jaime Camil, quien recurre a gesticulaciones incoherentes y ademanes exagerados para tratar de transmitir lo que con palabras nos dice una y otra vez frente a la cámara, pero que él es incapaz de asumir e inculcar en el espectador. Otra traba que presenta el guión es la poca capacidad para permitir la libre improvisación de los actores; los momentos de espontaneidad están trazados en el guión y esto sólo genera situaciones acartonadas, obsoletas y forzadas. El diseño de vestuario de Mariana Gandía, el diseño de producción de Raymundo Cabrera y la fotografía de Serguei Saldívar destacan porque, en conjunto, logran sacarle provecho a las locaciones del Centro Histórico de Campeche haciendo que luzcan las fachadas, los portones y los ventanales de la arquitectura colonial. Por su parte, la música de Juan Manuel Langarica busca, en todo momento, inducir sentimientos de festividad o nostalgia en el espectador, y este recurso termina convirtiéndose en un método poco elaborado y manipulador para despertar emociones.
Fecha de estreno en México: 1 de octubre, 2015.