Es 2001 y Steve Jobs (Ashton Kutcher), el genio de la informática, está por lanzar con bombos y platillos el iPod, aquel diminuto aparato que cambió la forma de escuchar y consumir música. Partiendo de este episodio, la historia da un salto a 1974 y acompañamos al joven Jobs, junto a su inseparable compañero de fatigas, Steve Wozniak (Josh Gad), en sus andanzas como estudiante hippie y rebelde del Reed College en Oregon, vemos su paso por Atari, hasta la fundación de Apple.
La biopic dirigida por Joshua Michael Stern se centra en los primeros años de Steve Jobs como empresario. La cinta intenta compactar todos los hitos de Jobs, pero se queda a medias y termina por repasar levemente cada episodio de la vida del cofundador de Apple. Ashton Kutcher consigue una convincente caracterización física y de gestos (la forma de caminar, el movimiento de manos, el peinado) mas no logra transmitir las emociones inherentes a las hazañas de una de las mentes claves del curso del fin de siglo XX e inicios de éste. A la larga, la narrativa desordenada y con tendecia aspiracional vuelve a la cinta repetitiva.
VSM (@SofiaSanmarin)