Justin sueña con convertirse en uno de los Caballeros de Valor de su pueblo natal, pero su padre Reginald quiere que siga sus pasos y se forme como abogado. Tras una inspiradora visita al hogar de su abuela, Justin emprende la odisea que le supondrá alcanzar esta meta. A lo largo de su jornada, se topa con la bella y luchadora Talía, un asistente peculiar llamado Melquíades y el apuesto Sir Clorex, quienes le enseñan y lo ponen a prueba a través de los principios con los que los Caballeros del Valor se formaron en la antigüedad. Al poco tiempo de su formación como espadachín y escudero, Justin debe superar el gran reto de enfrentarse a un antiguo caballero desterrado, Sir Heraclio y su ejército, que amenazan con destruir el reino que habita.
Justin, el caballero valiente es ese tipo de cinta animada que, pese a quizá tener buenas intenciones y dos o tres nombres importantes en su doblaje oficial (Antonio Banderas, quien también funge como productor del filme, Saoirse Ronan, Alfred Molina), no añade ningún tipo de inventiva visual –los colores dominantes: gris, verde o marrón, resultan repetitivos y poco estimulantes para los ya convencionales trazos de los que están hechos los personajes-. El escaso diseño del filme , sumado al poco humor, inteligencia y corazón en cada uno de los personajes que muestra, –mismos que hablan de sí mismos con monólogos lineales y que pueden ser tediosos justo para el público al que está dirigida la cinta–, hacen que ésta no tenga un punto fijo sobre el que pueda destacarse.
JAR (@franzkie_)