Para el pequeño Max (Emjay Anthony), la Navidad es la etapa del año más esperada y atractiva. El niño se ha esmerado en escribir con ilusión su carta dirigida a Santa Claus, sin embargo, sus deseos se quebrantan cuando su tía Linda (Allison Tolman) y su tío Howard (David Koechner) llegan a su casa en compañía de sus malcriados hijos. Max, después de ser molestado por sus primos, se desilusiona del espíritu navideño y destruye la carta que le escribió a Santa Claus. Los restos de papel los lanza con rabia por la ventana hacia el frío exterior invocando accidentalmente a Krampus, el demonio de la Navidad que se alimenta de la mala voluntad, ingratitud, hipocresía y cinismo de la disfuncional familia.
El guión de Todd Casey y Zach Shields retoma la antigua leyenda alpina de Krampus –una criatura de largos cuernos que castiga a los niños traviesos durante la temporada navideña– para proponer una sátira, que oscila del terror al humor negro, sobre la mezquindad y el materialismo de la sociedad estadounidense durante las fiestas decembrinas. La pérdida de la fe en la Navidad se establece como una atractiva premisa, y el director estadounidense, Michael Dougherty (Trick 'r Treat, 2007), ofrece un intrigante y divertido repertorio de torturas, castigando a sus personajes en lugar de recompensarlos y confeccionando una monstruosa criatura de enormes cuernos y grotescas pezuñas en lugar del afable anciano robusto de larga barba blanca y vestimenta roja. Krampus (2015) es un cuento, con moraleja incluida –quizá de fácil digestión–, sobre los integrantes de una familia que, a pesar de no llevarse bien, insisten en reunirse en plena Navidad. Pronto sabemos por qué los niños son abusivos y malcriados; la dinámica entre los adultos es la misma: padres vanidosos y engreídos que no dudan en humillar al otro. Todos ellos se ven inmersos en un infierno que se desata cuando las versiones monstruosas de iconos navideños, incluyendo galletas de jengibre, muñecos de nieve, osos de peluche, querubines, muñecas de porcelana y elfos demoníacos los asedian. Aunque existe un amplio uso de las imágenes generadas por computadora (CGI), la mayoría de estos efectos son prácticos y discretos, y sirven para complementar el notable trabajo en el diseño de títeres, disfraces y maquillaje. Hay un par de momentos que le rinden homenaje a Gremlins (1984), y otros más que recuerdan la malévola atmósfera de Poltergeist (1982), incluso hay una secuencia animada con reminiscencias a clásicos como Rudolph, the Red-Nosed Reindeer (1964), pero todos estos elementos hacen que se deteriore el núcleo emocional del filme; la ferocidad de la criatura mítica es reducida por una extravagante andanza de ataques cometidos por las demás criaturas. Aunque incisivo en su planteamiento inicial, Krampus tropieza con una salida muy fácil y complaciente, quizá para transmitir un cómodo mensaje y recordatorio: no importa el resto del año, en Navidad no debe haber discusiones y deben olvidarse los rencores, aunque eso implique adoptar la máscara de la hipocresía.
Fecha de estreno en México: 11 de diciembre, 2015.