La joven Belle (Emma Watson) es vista como una especie de bicho extraño por los aldeanos de su comunidad. Ella, una mujer joven, bella, inteligente y de espíritu independiente, sólo desea superarse para abandonar su monótona y conformista vida campirana. Belle prefiere alimentar su hambre de curiosidad y conocimiento mediante los libros antes que ser conquistada por el narcisista y arrogante Gaston (Luke Evans). Cuando su padre, Maurice (Kevin Kline), es capturado en un antiguo y sombrío castillo, la joven decide rescatarlo tomando su lugar y convirtiéndose en prisionera del monstruoso hombre (Dan Stevens) que ahí habita.

Al tomar como referencia directa el clásico animado de Disney, esta nueva versión en acción real de La bella y la bestia (Beauty and the Beast, 2017) posee una fuerte dosis de nostalgia azucarada y complaciente. Si bien es cierto que los guionistas Evan Spiliotopoulos y Stephen Chbosky tienen la oportunidad de introducir algunos antecedentes de los personajes y ampliar el mito, en particular el origen de la maldición del atractivo príncipe que se convirtió en bestia, el director Bill Condon trata con demasiada reverencia y temor el filme animado y prefiere hacer una copia en lugar de revisitar en nuevas direcciones la fábula romántica ya conocida. Emma Watson logra interpretar dignamente a una mujer adelantada a su época; pero los sentimientos y actitudes de Dan Stevens no son creíbles porque los gráficos por ordenador no le permiten tener más de dos expresiones faciales. Asistimos a una lujosa producción en la que cada pequeño detalle es el resultado de una elección muy clara. Los aspectos técnicos, especialmente los efectos visuales que humanizan a los objetos, son de una manufactura perfecta e irreprochable; las canciones originales de Alan Menken y Howard Ashman son respetadas y homenajeadas con sinceridad; el vestuario y el maquillaje acompañan en perfecta sincronía las actitudes de los personajes y las acciones que éstos ejecutan. Todos los elementos le permiten al director construir un espectáculo de gran impacto estético. Sin embargo, aunque es capaz de secuestrar los ojos y relajar la mente del espectador, La bella y la bestia no logra cautivar el corazón con la misma eficacia que su fuente de inspiración.

Fecha de estreno en México: 17 de marzo, 2017.

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