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La debutante Rama Burshtein, judía ortodoxa, nos introduce en este filme a un escenario pocas veces visitado. Shira, la hija menor de una familia judía ortodoxa que vive en Tel Aviv y que a sus 18 años está a punto de concretar un acuerdo matrimonial con un joven de su edad. Emocionada ante la idea de cumplir con las tradiciones y casarse justo en el momento ideal, Shira ve interrumpido su destino luego de la trágica muerte de su hermana mayor, Esther. Seis meses después, Yochay, esposo de Esther y ahora viudo, comienza de nuevo a buscar a otra mujer (un reemplazo) que le permita completar esa familia ideal que anhelaba al lado de Esther. Yochay decide contraer matrimonio con una mujer judía radicada en Bélgica. Desesperada ante la posibilidad de no ver más a su nieto, Rivka, la madre de Shira, trata de convencer a Yochay de casarse con su joven hija y darle un hogar al bebé.
Los close up’s, las tomas en espacios cerrados y los personajes casi ocultos bajo gruesas vestiduras, transmiten la atmósfera del sistema judío más ortodoxo y rígido. Aunque Shira tiene que elegir entre satisfacer a su comunidad y familia casándose con su cuñado 15 años mayor que ella o darles la espalda y elegir a alguien de su edad, la intención de la directora no es criticar o cuestionar, sino más bien mostrar cómo es que la disciplina y la tradición confrontan y arremolinan los deseos personales de los integrantes de esta comunidad. Un filme que apela a los sentimientos como justificación para la toma decisiones, pero que sin quererlo la directora revela un sistema político y religioso que considera a las mujeres y los hombres como un medio más de negociación que sirve para perpetuarse a sí mismos como comunidad.