Nick Morton (Tom Cruise), sargento estadounidense responsable de una base militar en Irak, asiste, junto con el soldado Chris Vail (Jake Johnson), a un mercado negro para vender algunas de las antigüedades locales que ha descubierto cerca de su zona. En una de esas breves escapadas, y después del impacto de un misil, el dúo descubre una antigua tumba egipcia. Tras reportar el hallazgo, aparecen en escena el coronel Greenway (Courtney B. Vance) y la arqueóloga Jenny Halsey (Annabelle Wallis), quienes emprenden una detallada investigación. Cuando Nick profana un sarcófago gigante, la antigua y demoníaca princesa Ahmanet (Sofia Boutella) emerge con la intención de sacrificar a su salvador para hacer corpóreo al dios egipcio de la muerte, Set.
El primer acto de La Momia (The Mummy, 2017) posee un reluciente ritmo capaz de emular las enigmáticas y siniestras atmósferas de aquellos filmes clásicos de los monstruos de Universal de las décadas de 1930 y 1940. Hay una sofisticación en la mano del director Alex Kurtzman para construir pacientemente una atmósfera siniestra y perversa ante una maldición que se aproxima. Sin embargo, cuando se abandona el escenario que alguna vez fue parte de la amplia Mesopotamia para trasladar las acciones en una Inglaterra gris y desolada, las gloriosas chispas de las primeras escenas se apagan para dar paso a una serie de persecuciones genéricas que se llevan a cabo en calles brumosas. Kurtzman sucumbe a una ráfaga de acción constante que no sólo contrasta con el tono del primer acto, sino que mete en muchos apuros a Tom Cruise, quien luce atareado e incapaz de sostener el vaivén. El actor nunca encuentra la química adecuada para vincularse con el personaje de Annabelle Wallis, su compañera en este trayecto. La edición frenética heredera del cine de acción moderno, la paleta de tonos oscuros y la insistencia en utilizar efectos digitales para crear tormentas de arena y paisajes atiborrados de neblina gris devienen en un pobre y monótono espectáculo visual. Los diálogos –incluyendo aquellos en los que participa Henry Jekyll (Russell Crowe)– constantemente repiten las palabras “oscuro” y “monstruo”. ¿Acaso son necesarios tantos recordatorios cuando sabemos que el filme es el lanzamiento de una nueva franquicia en la que habrá más monstruos en escenarios oscuros –incluyendo El Hombre Invisible, El Hombre Lobo, Frankenstein, Drácula y El Fantasma de la Ópera–? Kurtzman no aguanta esta presión y termina ofreciendo un filme desordenado, simplista y poco sofisticado. La momia es sólo un intento desesperado e insuficiente para despertar a los icónicos monstruos de Universal mediante una propuesta de terror laxo y poco desafiante.
Fecha de estreno en México: 9 de junio, 2017.