En una remota aldea agrícola, ubicada en la alta Provenza, todos los hombres son detenidos y encarcelados, deportados o asesinados durante el levantamiento republicano francés de 1851. Sospechoso de simpatías antigubernamentales, el pequeño enclave, ahora compuesto completamente por mujeres y niños pequeños, está completamente aislado del resto del país. Las mujeres llenan los trabajos que dejaron los hombres ausentes lo suficientemente bien como para sobrevivir, pero eso no detiene la necesidad de compañía masculina. Algunas mujeres han perdido a sus esposos; otras, como la joven Violette (Pauline Burlet) -tímida pero internamente fuerte-, no tienen ninguna posibilidad de experimentar el amor físico o la maternidad. Las mujeres comparten temores e ilusiones sobre el posible regreso de los hombres, pero la vida en el pueblo continúa como de costumbre. Aun así, Violette, que ha alcanzado la edad de casarse, y algunas otras chicas, fantasean sobre cómo sería si un hombre ingresara a la aldea. Sin embargo, el pueblo es bastante remoto, por lo que parece poco probable. Las damas hacen un pacto: si viene un hombre, entonces debe ser compartido entre todas para que la población del pueblo pueda seguir creciendo. Naturalmente, esto no puede terminar bien. Poco después de que se haga esta promesa, cuando el misterioso y apuesto Jean (Alban Lenoir), un herrero que vaga por la región entra al pueblo, se pone a prueba el vínculo de las mujeres.
Con un alto grado de sobriedad y seducción, la cineasta francesa Marine Francen retoma la novela de Violette Ailhaud, El hombre semen, para construir un espacio habitado únicamente por mujeres que cuestionan constantemente sus deseos sexuales, sus anhelos de maternidad, la necesidad de procrear, los pactos sociales, los amores perdidos y las dinámicas de la lealtad. La mujer que sabía leer (Le semeur, 2017) es también una historia agridulce del primer amor que vive la protagonista, Violette, una joven que se encuentra dividida entre su deber hacia su comunidad y su deber hacia su corazón. Jean ayuda a la aldea a aumentar la productividad con muchas de sus tareas diarias. Las mujeres de la aldea deciden que Violette debe ser la que seduzca al hombre para presentar su idea de compartirlo, pero los dos terminan enamorándose, lo que genera más tensión entre las mujeres. Si bien la premisa del filme puede sonar un poco como una novela erótica cursi, en ejecución, es una historia de amor sorprendentemente efectiva que destaca cómo las personas pueden cambiar dependiendo de sus circunstancias y las angustias que se generan cuando los acuerdos corren peligro de no ser respetados. Filmado en un elegante formato 4: 3, la directora y el cinefotógrafo Alain Duplantier recuperan los elementos deslumbrantes del paisaje para crear una propuesta plástica en cada uno de los encuadres. Visualmente, el filme parece inspirarse en la estética de los pintores realistas, específicamente los cuadros de campesinos de Jean-François Millet, cuyas figuras cotidianas, cabizbajas y trabajadoras son arropadas con cálidas luces doradas. Por ejemplo, al atardecer en la región alpina, una viuda inconsolable se sienta junto a su vestido de novia que arde en una cruz; Francen sabe cómo usar los paisajes y los ambientes para cargarlos con una poética adicional.
Fecha de estreno en México: 23 de agosto, 2019.
Consulta horarios en: Cinépolis, Cinemex, Cineteca Nacional