Falta una semana para Navidad y Amy (Mila Kunis) se está volviendo loca con los preparativos de la celebración. Abrumada por todas las responsabilidades que implica ser madre, ella no sabe lidiar con las presiones aunque siempre trata de mantener a sus hijos como la prioridad. Esta misma situación la viven sus dos mejores amigas, Kiki (Kristen Bell) y Carla (Kathryn Hahn), quienes también viven ansiosas, preocupadas y desesperadas por tener que ser complacientes con todo mundo. Para complicar aún más sus tareas cotidianas, Amy debe soportar la llegada de su madre, Ruth (Christine Baranski), una mujer terriblemente crítica y perfeccionista que disfruta menospreciar a su hija. Por su parte, Kiki recibe la visita de Sandy (Cheryl Hines), su madre encimosa que no la deja respirar un solo minuto. Y también está Carla, quien comienza a convivir con su sorpresiva y rebelde madre, Isis (Susan Sarandon), una adicta a los juegos que aprovecha la época de Navidad sólo para pedir dinero.
El club de las madres rebeldes (Bad Moms, 2016) satisfizo un cierto apetito por el entretenimiento obsceno desde una perspectiva femenina, ofreciendo un paseo de divertimento simplón a partir de la representación del mal comportamiento y el lamento de la maternidad. Los guionistas y directores (Jon Lucas y Scott Moore) se apresuraron para lanzar una secuela muy similar a su predecesora, pero ambientada en la época navideña y mucho más perezosa. La Navidad de las madres rebeldes (A Bad Moms Christmas, 2017) es un retrato superficial y rudimentario de las madres que luchan por mantener unida a la familia aunque son “golpeadas” por todos lados y, al momento de encontrarse ahogadas en un mar de responsabilidades, deciden dejar de ser complacientes y “recuperar” la Navidad, es decir, embriagarse y robar en el centro comercial para divertirse y olvidarse, por un momento, de sus miserables existencias. Moore y Lucas no hacen otra cosa más que replicar las inmundas comedias, protagonizadas por hombres (la saga The Hangover), con las que previamente entretuvieron al público. El filme es depresivamente episódico; los personajes de las abuelas son empleados únicamente como obstáculos simplistas para las jóvenes mamás. Y el guion ni siquiera está interesado en contar una historia, únicamente ofrece varios actos de humillación y burla para provocar risas. La Navidad de las madres rebeldes no es divertida; es agresiva, grotesca e infantil. De manera tardía llega el arrepentimiento y los momentos lacrimógenos son torpes, artificiales y carentes de simpatía. Moore y Lucas ni siquiera intentan construir sobre el esfuerzo del filme anterior; ellos están contentos al momento de ofrecer la misma vulgaridad estridente y descuidada.
Fecha de estreno en México: 8 de diciembre, 2017.