Ambientada en el desierto de Mojave, entre Utah, Arizona y parte de California, La persecución (Beyond The Reach, 2014), debut estadounidense del director francés Jean-Baptiste Leonetti (Carré blanc, 2011), es un intento de thriller que sigue los eventos de un día en la vida de Ben (Jeremy Irvine) y John Medek (Michael Douglas). El primero es un joven guía de cazadores en el desierto; el segundo, un empresario multimillonario que decide aventurarse en la zona para completar su colección de animales exóticos disecados, ayudado por la alta tecnología de sus armas de fuego. Pero lo que prometía ser un día de caza de rutina deviene en tragedia cuando, por accidente, Medek asesina a un lugareño. En su afán por ocultar el crimen, el millonario intenta sobornar a Ben, pero se da cuenta de que lo mejor es prescindir de cualquier testigo y prefiere deshacerse del joven, obligándolo a vagar por el desierto para que él muera de sed. Sin embargo, la voluntad del muchacho se impone a la crueldad de Medek, y será cuando empiece la verdadera acción, o eso creemos, porque en adelante, lo único que queda en pantalla son dos actores y una locación. Los disparos y la persecución.
Una típica intriga de cazadores cazados en la que esos pocos elementos no funcionan para armar un filme de tensión efectivo. La cinta —basada en la novela Deathwatch (1972) de Robb White–, deviene tan desastrosa, que resulta simpática de manera involuntaria gracias a las sobreactuaciones de ambos actores, los diálogos predecibles, los momentos concebidos con una seriedad impresionante, apoyados con una música de fondo pomposa, con giros en la trama que parecen sacados de una película de serie B. En conjunto, recuerda un poco a películas como Joe Kidd (1972), pero sin tanta complicidad ni ingenio.
VSM (@SofiaSanmarin)
Fecha de estreno: 5 de junio