La película abre con una de las conocidas citas de Friedrich Nietzsche: “Quien con monstruos lucha cuide de convertirse a su vez en monstruo. Cuando miras largo tiempo al abismo, el abismo también mira dentro de ti”. Las letras se funden a negro y observamos la inmensidad del océano. A flote, se encuentra una enorme embarcación que se dirige hacia una isla al sur del Atlántico. Friend (David Oakes) mira este pequeño pedazo de tierra donde pasará el próximo año como oficial encargado de supervisar el clima. A su llegada al lugar, descubre que solo existe un hombre viviendo en la isla, Gruner (Ray Stevenson), un hosco varón que está a cargo del cuidado del faro. Mientras pasa su primera noche en su nuevo hogar, Friend comienza a escuchar ruidos provenientes del exterior, en un principio imagina que se trata de Gruner tratando de jugarle una broma, pero cuando observa una extremidad no humana intentando abrir la puerta, decide refugiarse en el sótano de la casa. Sobreviviendo al ataque de esa criatura, el oficial planea deshacerse de dicha entidad con la ayuda del fuego, realizando una hoguera que rodea su hogar, pero Friend no esperaba que se tratase de una horda de seres extraños y, cuando todo se sale de control, su casa termina incendiada y él escondido detrás de una roca para pasar la noche. Después de sobrevivir su segundo día en la isla, Friend le pide a Gruner que le dé asilo. El viejo farero le permite quedarse con él, pero el Faro guarda muchos más secretos de los que el joven oficial podría imaginar, ya que el hombre que lo cuida en realidad sabe mucho más de aquellas criaturas de lo que en un principio aparenta.
La piel fría (Cold Skin, 2017) se establece como una película de terror de época. Situada en los días posteriores al asesinato del archiduque Francisco Fernando y el inicio de la Primera Guerra Mundial, escuchamos a Friend relatar su vida en la isla con una narrativa epistolar que se decanta a la filosofía –similar a la configuración literaria de Bram Stoker con su novela Drácula-, lo observamos leer El infierno de Dante Alighieri y las propuestas evolutivas de Darwin. El director Xavier Gens (The Divide, 2011; The Crucifixion, 2017) deja claro que estamos ante un intelectual de principios del siglo XX, dándole al personaje una capacidad analítica cuando conoce a Aneris (Aura Garrido), una de aquellas criaturas de piel fría que Gruner logró domesticar, para entender que la visión de estos seres tiene que ver más con un instinto de supervivencia que con el hecho de atacar por atacar. Basándose en la novela de Albert Sánchez Piñol, los guionistas Jesús Olmo y Eron Sheean configuran dos personajes complejos, dónde cada uno obedece a sus necesidades inmediatas, partiendo de la construcción social a la que están habituados: Friend, como un ser humano civilizado que observa el mundo con detenimiento, Gruner como un ermitaño que ha perdido gran parte de su habilidad social y que ve constantemente al resto del mundo como su enemigo. Pese al tratamiento de los personajes principales, a los guionistas se les va de las manos el ritmo de la historia, mostrando en un principio una marcha lenta pero efectiva en comparación con el final abrupto que solo invita a una solución simplista. Uno de los elementos que más destacan en el filme es la fotografía de Daniel Aranyó, que colaboró previamente con el cineasta en The Crucifixion, y que aquí logra retratar a la isla ubicada en el Atlántico mostrando la belleza del lugar a partir de tomas cenitales que muestran las vigorosas olas golpeando los arrecifes y a la vez como un lugar sumamente tenebroso y lúgubre envuelto en tonalidades frías que reflejan el carácter de cada uno de los personajes. La piel fría plantea la idea de aquellos hombres capaces de convertirse en monstruos a partir de sus propias nociones de la vida, pero también de esos monstruos que poseen mucha más humanidad que aquellos que los persiguen.
Fecha de estreno en México: 3 de agosto, 2018.