Ambientada en Guanajuato capital en pleno siglo XXI, Luisa (Natasha Esca) es una joven apasionada, romántica y leal casada con Jorge (Jesús Ochoa), un hombre adinerado, pero con pésimos modales a la hora de comer y con muy poco tacto para demostrar cariño y amor a su bella esposa que vive sexualmente insatisfecha. Cuando el proyecto de la constructora de Jorge es seleccionado para participar en el pabellón de Barcelona y en una serie de congresos sobre arquitectura, él decide emprender su viaje de negocios -sin la compañía de su esposa- con la intención de “aprovechar” su estancia en Europa y divertirse con otras mujeres. Mientras tanto, Luisa, que se ha quedado sola en su lujosa casa, únicamente acompañada de sus empleadas domésticas -incluyendo a la entrometida y codiciosa Juliana (María Rojo)- se sumerge en una rutina de aburrimiento. Con la intención de sacarla de esa atmósfera de hastío, Leonora (Isabel Madow) –la mejor amiga de Luisa– le aconseja conseguirse un amante con quien pueda satisfacer sus deseos y cumplir sus fantasías. Pero Luisa no cede y se mantiene fiel a su marido hasta que aparece Basilio (Mark Tacher), un viejo conocido que se hace pasar por el “primo” de Luisa y no descansará hasta seducirla.
Inspirada en El primo Basilio (1878), novela escrita por el portugués Eça de Queiroz, y con un guion de Vicente Leñero (Los albañiles, 1976; El crimen del padre Amaro, 2002), La prima (2016) es una comedia de situación sobre la infidelidad conyugal. Al tener sus orígenes en una obra literaria, el fluir de la lógica narrativa de La prima se supedita a la estructura establecida por la precursora del relato de adulterio femenino, Madame Bovary (1857) de Gustave Flaubert. De manera muy temprana se presenta la relación matrimonial entre Luisa y Jorge, luego el proceso de seducción de Basilio que conduce al triángulo amoroso, para dar paso a la tensión emocional vivida en la infidelidad hasta llegar al momento cumbre en el que el adulterio puede ser descubierto por el esposo engañado. A lo largo de esta sucesión de eventos surgen pequeños enfrentamientos entre conceptos opuestos; por ejemplo, las brechas entre el deseo y la insatisfacción sexual; la comodidad social frente a la inestabilidad sentimental; la curiosidad de la infidelidad contra las certezas de un matrimonio monótono; los juegos de seducción y las maniobras de la ambición. Pero las tensiones que surgen entre ellos son representadas a partir de la ridiculización y la amalgama desordenada de personajes secundarios y subtramas innecesarias. Aunque intenta someterse a los dictámenes de una estética costumbrista, el director Víctor Ugalde no logra otorgar al relato un tono marcadamente objetivo y verosímil. El tratamiento de cada una de las situaciones está limitado a la descripción de lo más aparente y colorista de la vida cotidiana; no profundiza ni analiza los usos y las costumbres de los personajes retratados por lo que cualquier intento de ejercer una crítica contra el sector conservador e hipócrita de la sociedad contemporánea mexicana resulta fallido. En la prosa de Eça de Queiroz, el adulterio funcionó como un elemento de ruptura contra el matrimonio al desmontar y transgredir sus normas morales y contractuales. El comportamiento adúltero era entendido como una rebelión hacia el matrimonio y trastocaba no sólo los pilares en los que se apoyaba la familia burguesa, sino también toda la sociedad. Trasladado al siglo XXI, el guion de Leñero lanza breves chispazos de su ironía, picardía y humor ácido, pero en las manos de Ugalde, el adulterio -como un fenómeno social susceptible de ser examinado y discutido- únicamente es un pretexto para retomar varios de los elementos característicos de las ‘sexy comedias’ mexicanas de los años ochenta, género en el que Ugalde tiene experiencia previa con filmes como La lechería (1986) y Dando y dando (1988). Incluso, en repetidas ocasiones, la cámara del director centra su atención en el cuerpo semidesnudo de Esca, así como en los prolongados escotes de Madow; de manera muy insolente y tosca, el director busca -mediante la constante exposición del cuerpo femenino- satisfacer el ojo de la audiencia masculina. Aunque La prima evita representar a la mujer de forma maniquea (la mujer bondadosa, abnegada y sumisa, o la mujer malévola y degradada), existe una imagen estereotipada y simplificada de la mujer, ya sea como ‘seductora’ (el personaje de Leonora y su actitud libertina) o ‘susceptible a ser seducida’ (Luisa, la protagonista).
Fecha de estreno en México: 2 de febrero, 2018.