#58Muestra Internacional de Cine de la Cineteca Nacional: Imperdibles y recomendaciones
En los paisajes desérticos de una comunidad de un pueblo de la Mixteca de Oaxaca, sus habitantes sufren las condiciones climáticas más extremas mientras dedican sus días a la explotación de la sal y a la recolecta de Pitahayas. En ese universo de carencias económicas, de adulterios y machismo, se desplega la historia de dos mujeres, una adulta y una adolescente que han quedado embarazadas del mismo hombre, Silvestre (Gustavo Sánchez Parra). La primera, Cheba (Adriana Paz) una fémina de 30 años con dos hijos, debe lidiar con el nuevo bebé y el inesperado regreso de su esposo, un inmigrante avecindado en Estados Unidos y que ha estado ausente de su hogar por varios años. La segunda, Ángeles Miguel (Gabriela Cartol), convive con el diario rechazo de su madre y la constante presencia y acoso de Silvestre, su padrastro, y amante de Cheba. La historia se cuenta desde la perspectiva de las dos mujeres. Y en ese universo femenino aparece Canelita (Noé Hernández), el inseparable y comprensivo amigo de Cheba, un hombre de abierta condición homosexual. El título de la película se refiere a una enfermedad espiritual, una ausencia de ánimo, que de cuando en cuando afecta a los lugareños. Para guardar las apariencias ante la llegada de su marido, Cheba abandona a su bebé, y a partir de este acto ella se suma en una profunda tristeza. Ángeles no tiene esperanzas en un futuro mejor. Alineada por la rutina y el trabajo —la recolecta de sal, la joven sufre del abandono emocional materno. Las dos mujeres están encapsuladas en un espacio que metafóricamente ha sido abandonado por Dios y las autoridades. Jorge Solano hace uso de las costumbres locales y con ellos va construyendo una red de símbolos a favor de la dramática del filme. Por ejemplo, la tradición de poner el cordón umbilical de los recién nacidos en pequeñas canastas de mimbre y dejarlos colgando en un árbol cercano al hogar, sirve como pista para que el marido de Cheba descubra la verdad que oculta su esposa. Un tercer canasto, y no dos, aluden a la presencia de un recién nacido. El desierto de cactus, ese vasto paisaje colmado de silencio, funge como un personaje más de la historia, dotando de una narrativa peculiar a la película. Solano retrata con elementos surrealistas la situación actual de la mujer en el México rural.
VSM (@SofiaSanmarin)
Minicrítica realizada durante la 58 Muestra Internacional de Cine de la Cineteca Nacional.