Sook-hee (Kim Ok-vin) es una mujer que ha crecido bajo la violencia. Después de ver el asesinato de su padre, ella es rescatada por una organización criminal dirigida por Joong-sang (Shin Ha-kyun). A medida que crece, se moldea como una asesina perfecta. Eventualmente, se casa con Joong-sang, quien es asesinado durante su luna de miel. Ella emprende una sangrienta misión para vengarse, pero termina como prisionera en la cárcel. Ahí, la mujer recibe la tentadora propuesta de una sombría agencia de espionaje del gobierno de Corea del Sur para trabajar con ellos. La oferta: ser entrenada para convertirse en una 'agente durmiente' y sumergirse en peligrosas misiones para después recibir la libertad para llevar una vida normal con su pequeña hija. Con tanta sangre en sus manos, es una oferta que no puede rechazar.
Jung Byung-gil se formó como actor doble de acción en la famosa escuela de acción de Seúl, donde se capacitan a los especialistas para entrar en la industria cinematográfica de Corea del Sur. En lugar de cumplir su formación para ser un doble, Jung decidió caminar detrás de la cámara como director. Después de dirigir el documental sobre ‘stuntmen’ llamado Action Boys (2008), Jung pasó al thriller de acción comercial con Confession of Murder (2012), y ahora, después de cinco años, el cineasta coreano está de vuelta con otra hazaña de alta velocidad. Desde el punto de vista puramente técnico, La villana (The Villainess, 2017) es una propuesta sólida, tenaz y espectacular. Con guiños a Nikita (Luc Besson, 1990), Kill Bill (Quentin Tarantino, 2003) y la trilogía de la venganza de Park Chan-wook, Jung confecciona una serie de frenéticas, caóticas, emocionantes y deliberadamente excesivas secuencias de acción, aunque abusa de los exasperantes y violentos planos subjetivos que recuerdan la estética y apariencia visual de los videojuegos de disparos en primera persona. Las actuaciones físicas –aunque están respaldadas por los artefactos de la posproducción– trabajan vívidamente para construir hazañas casi sobrehumanas. Kim Ok-vin es una formidable protagonista; las notas de producción afirman que en 70 días de rodaje, 63 de ellos fueron invertidos exclusivamente en el trabajo de la actriz haciendo intensas escenas de lucha y coreografías con múltiples armas y oponentes en cada batalla. El relato está construido en capas –en forma de flashbacks– para conocer los orígenes, el trasfondo y las motivaciones de la protagonista. Aunque hay demasiados giros en la trama –algunos obvios y otros un tanto forzados–, todos estos vislumbres permiten obtener, al final, el retrato de una mujer compleja que debe cargar con muchos demonios para seguir adelante.
Fecha de estreno en México: 13 de octubre, 2017.