Ruth (Inma Cuesta) es una dedicada investigadora que trabaja en un laboratorio de biología marina. Se siente desolada porque sus tres exnovios, con quienes compartió lo mejor de sí misma, la han invitado a sus respectivas bodas. Mikel (Paco León), un hippie surfero; Álex (Laura Sánchez), un hombre que decide convertirse en mujer; y el apacible, ingenuo y mediocre Pedro (Berto Romero) celebran sus compromisos ante la desolación de una mujer que, al parecer, permanecerá soltera. Ruth conoce a Dani (Martiño Rivas), un joven estudiante que ingresa al laboratorio para colaborar como becario, que la convence de asistir a las bodas; la acompaña y le ayuda a conocer nuevos hombres. Entre ellos se encuentra Jonás (Quim Gutiérrez), quien queda flechado por Ruth y está dispuesto a conquistarla.
Las bodas de mis ex (Tres bodas de más, Dir. Javier Ruiz Caldera, 2013) emplea cada una de las bodas como escenario y dispositivo para que los guionistas, Pablo Alén y Breixo Coral, desarrollen tantos gags como les sea posible. A pesar de tratarse de una comedia romántica, ligera en su tratamiento, se desprende de la corrección política y muchos de los “chistes” visuales han sido extraídos de la escuela del mal gusto: la erección de un adolescente, un bebé orinando y varias referencias escatológicas. Visualmente el filme es atractivo debido al uso de una extensa paleta de colores brillantes que –aunado a los bellos paisajes y escenarios– crea una atmósfera placentera; un recurso tramposo para capturar poco a poco al espectador. Hay momentos de ingenio, pero el filme carece de la simpatía humana. El afán del realizador y guionistas sólo es provocar risas y olvidan retratar las situaciones desde la perspectiva de la protagonista. desenlace obvio que no sorprende, sólo busca satisfacer a las almas –solitarias y enamoradas– cumpliendo la promesa de la existencia de un príncipe azul.
LFG (@luisfer_crimi)
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