En el año 2003, Larry (Steve Carell) atraviesa una difícil situación y no sabe cómo afrontarla; decide buscar ayuda en sus viejos amigos que combatieron a su lado en la guerra de Vietnam. Primero, Larry encuentra a Sal (Bryan Cranston), un alcohólico que lucha por mantener su negocio -un bar- a flote. Luego buscan a Richard (Laurence Fishburne), quien una vez fue un pecador y ahora es un predicador, permitiendo que Jesús entrara en su corazón. Una vez reunidos los tres, Larry confiesa la pérdida de su esposa debido al cáncer y también la muerte de su único hijo, un infante de marina que combatió en la guerra de Irak. Al no estar dispuesto a enterrarlo en el cementerio militar de Arlington, Larry le pide a Sal y Richard que lo acompañen en el camino para recuperar el cuerpo. Al elaborar un plan para llevar el ataúd a casa, Larry encuentra consuelo en la compañía de Sal y Richard, al mismo tiempo que se ponen al día con sus vidas maduras, recordando el pasado, que contiene algunos pasajes dolorosos.
Richard Linklater es un director que se especializa en las etapas de transición: el crecimiento de los jóvenes universitarios en Dazed and Confused (1993); la evolución de la relación amorosa de Ethan Hawke y Julie Delpy en The Before Trilogy; y el impecable estudio de la identidad y el paso del tiempo en Boyhood (2014). Esta obsesión por retratar el paso del tiempo y los momentos decisivos en las vidas de los seres humanos ahora encuentra otra forma de materializarse en El reencuentro (Last Flag Flying, 2017). El filme podría describirse como una especie de ‘secuela espiritual’ de The Last Detail (Dir. Hal Ashby, 1973) -incluso, ambas películas se inspiran en novelas del escritor Darryl Ponicsan-. Linklater mantiene el tono y la camaradería que plasmaron tanto Ashby como Ponicsan, pero sin ser esclavo de lo que comenzó The Last Detail y enfatizando los sacrificios del servicio militar y la naturaleza delicada de los recuerdos, reviviendo el viaje de tres exsoldados que, ahora, aceptan los errores del pasado y las crecientes frustraciones con las que han tenido que lidiar. Linklater construye, esencialmente, una road movie, con los hombres deteniéndose en hoteles, tomando un viaje en tren y visitando la ciudad de Nueva York, donde deciden comprar teléfonos celulares, tropezando torpemente en el futuro de las comunicaciones. El reencuentro es dos cosas a la vez: una mirada cálida a la amistad masculina y también una declaración más expansiva sobre el otro rostro de Estados Unidos ante la guerra de Irak en 2003, el de la resignación. Como siempre, la especificidad de la época en la que se desarrolla el relato es de suma importancia, y si bien es cierto que la conexión entre lo personal y lo político deviene un tanto artificial, esto no opaca la forma en que Linklater retrata a cada uno de los hombres lidiando con la carga de los sucesos históricos, y es ahí donde la película obtiene gran parte de su energía y calidez. Las actuaciones son sensacionales, manteniendo la coherencia y la sinceridad mientras la odisea transcurre en momentos que oscilan de la nostalgia a la alegría, pasando por el dolor. Con su bigote y su aire introspectivo, Larry es el personaje más sutil y conmovedor de los tres; Carell nos recuerda su excelente tacto para comprender la psicología del personaje. Estéticamente, el cinefotógrafo Shane F. Kelly (A Scanner Darkly, 2006) presenta una atmósfera lúgubre mediante tonalidades apagadas orientadas a los grises y los cafés, que es apropiada para el aspecto melancólico del relato. Es el diálogo agudo que se refleja en el patetismo de las situaciones lo que logra ser el brillo invisible dentro de las imágenes monocromáticas. El mejor regalo que Linklater como cineasta le ofrece a la audiencia es la capacidad de crear una conversación atractiva sobre cualquier cosa, ya sea reflexionando en torno al significado del patriotismo o elaborando una fabulosa y desconcertante deconstrucción sobre el rapero Eminem. Estos momentos parecerían triviales e insoportables, pero Linklater es un experto profesional en integrar referencias a la cultura pop y convertir detalles mínimos en momentos deslumbrantes.
Fecha de estreno en México: 20 de abril, 2018.