En el Hospital Trinity Emmanuel, los estudiantes de medicina Courtney (Ellen Page), Ray (Diego Luna), Marlo (Nina Dobrev), Jamie (James Norton) y Sophia (Kiersey Clemons) se sienten sofocados por la competencia interna y las exigencias para convertirse en prestigiosos y destacados médicos. Con la esperanza de ponerse en contacto con su pequeña hermana que murió en un accidente automovilístico, Courtney genera un procedimiento que le permite experimentar “la vida después de la muerte” y vislumbrar momentáneamente “el más allá”. Aturdidos por los resultados, los otros jóvenes eligen someterse al experimento y morir por algunos segundos para después volver a la vida; usando la muerte como un tiro de la adrenalina, ellos descubren que la precipitación de la reanimación es sustituida por una serie de visiones y alucinaciones violentas vinculadas con sus más oscuros pecados del pasado.
Es una época moderna para los jóvenes estudiantes de medicina en esta nueva versión de Línea mortal: Al límite (Flatliners, 2017), dirigida por el cineasta danés Niels Arden Oplev (Millennium 1: The Girl with the Dragon Tattoo, 2009), pero sus preocupaciones, malos hábitos y bravuconería no han cambiado mucho desde la película de 1990. El rango de edad es un poco confuso y ambiguo ya que la de los actores no corresponde con la de los personajes, pero este grupo de veinteañeros es utilizado para que el filme celebre constantemente sus borracheras y desenfrenos sexuales que se derivan de éstas. Es decir, el filme muestra una serie de comportamientos impulsivos que se perciben forzados; los juegos de atracción sexual y enamoramientos que se desarrollan al interior del grupo son esbozados con muy poca sutileza. A pesar de ello, el resto de las dinámicas entre los actores –principalmente aquellas vinculadas a sus deseos de experimentar y averiguar más allá de lo que aprenden en las aulas y salas de hospital– se desenvuelven y representan de manera orgánica y espontánea, destacando la presencia de Diego Luna, quien interpreta a un joven sensato que apoya a sus compañeros sin caer en chantajes y trampas. Esta reelaboración desaprovecha la urgencia ética y moral de la original; el guionista Ben Ripley (Source Code, 2008) está mucho más interesado en explorar los mecanismos del terror, pero lo hace de manera simplista y reiterativa, que pocas veces sorprende al espectador. La edición y el montaje carecen de un verdadero sentido de suspenso; las personalidades de cada uno de los protagonistas son abordadas superficialmente.
Fecha de estreno en México: 13 de octubre, 2017.