Lucie (Chloé Coulloud), una joven francesa, ha comenzado a trabajar como cuidadora de ancianos en un poblado galo. En su primer día es guiada por Catherine Wilson (Catherine Jacob), la mujer que ha contratado sus servicios. De entre todos los pacientes que conoce en esa jornada, está la señora Jessel (Marie-Claude Pietragalla), una anciana en estado vegetativo que vive a las afueras de la aldea, en una mansión antigua de la Francia actual. Sabe por rumores, que en su juventud la mujer fue una prestigiada profesora de danza y que en su casa guarda un tesoro. La codicia invade a la chica, y junto a su novio y un amigo, urden un plan para robar la vivienda la noche de Halloween, con la esperanza de abandonar el caserón con algo de valor. Pero sucesos sobrenaturales se manifiestan, mientras irrumpen en el lugar.
Livide es el segundo largometraje dirigido por los realizadores franceses, Alexandre Bustillo y Julien Maury (À l'intérieur, 2007). La historia se inscribe dentro del género de terror, en un relato en el que se mezclan el gore y el vampirismo para escarbar en el pasado de unos personajes macabros que conviven en el mundo actual. Si en algo destaca la cinta es, pese a lo siniestro de ciertas escenas, la elegancia de sus imágenes, lo cuidado de su puesta en escena, el detalle en su diseño de producción y maquillaje. Pero la inserción de los tres personajes jóvenes no termina de convencer y empatar en la trama, se pierden en un final confuso donde la redención y el lirismo no están bien desarrollados, consiguiendo indiferencia por parte del espectador.
VSM (@SofiaSanmarin)
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