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Ambientado en el año 2029, Logan (Hugh Jackman), bajo su nombre de nacimiento, James Howlett, intenta mantener un perfil bajo como conductor de limusina en Texas. Después de largos días de trabajo, él decide cruzar la frontera entre Estados Unidos y México para dirigirse hacia una zona industrial abandonada. Ahí, con la ayuda del mutante Caliban (Stephen Merchant), Logan cuida a Charles Xavier (Patrick Stewart), un hombre viejo con graves problemas de salud. Logan quiere juntar suficiente dinero para que él y Xavier puedan vivir pacíficamente el resto de sus días en un yate en medio del océano, pero sus planes se desvían cuando conoce a Laura (Dafne Keen), una joven con poderes similares a los suyos que es perseguida por las fuerzas militares de Donald Pierce (Boyd Holbrook).

Finalmente llega un filme sobre Wolverine que, paradójicamente, se siente muy ajeno al mundo cinematográfico de X-Men y, por supuesto, muy distinto a los filmes de superhéroes inspirados en el universo Marvel. Logan (2017) es una propuesta dirigida exclusivamente a un público adulto, cuyo estómago tiene que estar listo para digerir los derramamientos de sangre, las decapitaciones y las muertes constantes en combates llenos de rabia, odio y venganza. El director James Mangold (Walk the Line, 2005; 3:10 to Yuma, 2007) opta por colocar el relato dentro de los esquemas del neo-western para pintar a Logan y al profesor X como dos hombres que han sido dejados atrás por el mundo que definieron una vez. Los X-Men han descendido a los infiernos del mito, y lo que ahora queda es un mundo en ruinas en el que dos de los mutantes más poderosos están solos tratando de sobrevivir. Hugh Jackman es extraordinario en su papel; nunca antes se había visto la profundidad emocional de este personaje, la turbulenta odisea en la que se sumerge y la cruel angustia que se desata ante la conciencia de su fatídico destino. Mangold comprende que para exhibir cualidades sobrehumanas, el personaje debe mostrar, primero, sus rasgos humanos: debilidad, fragilidad emocional, enfermedad, cansancio, depresión. Wolverine es un animal bruto, es humano y mutante de forma simultánea, es un asesino despiadado que se convierte en un escudo para proteger a Charles Xavier, como si se tratara de un padre, y la pequeña Laura, como si fuera una hija. El director ambienta la película en un futuro distópico; toma prestada la atmósfera arenosa y desértica de Mad Max: Fury Road (2015) y alude directamente a las cicatrices del arrepentimiento del clásico western Shane (1953) para confeccionar atmósferas de tensión que se mantienen hasta el final. Logan, Charles y Laura nunca tienen un momento de paz; no se les concede un respiro y constantemente se ven inmersos en peligrosas persecuciones y efectivas secuencias de acción. Aunque la extrema violencia fluye a chorros, Mangold no está interesado en crear un espectáculo sensacionalista, sino que opta por reflexionar sobre los miedos, los mecanismos y las dinámicas que operan en una personalidad violenta. Sin miedo, el director se sumerge en  temas adultos como la vejez, la enfermedad, el deseo de muerte, las contradicciones entre los anhelos y la realidad, y los confronta de una manera cruel y visceral con un tierno, memorable y desgarrador desenlace.

Fecha de estreno en México: 3 de marzo, 2017.

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