El filme narra un día en la vida de una familia del norte de México: el padre perdió su trabajo y tiene que ver cómo conseguir dinero para poder disimularlo; la madre tiene una vida poco emocionante que adereza con una ida al gimnasio en la que le sigue el juego del coqueteo a un entrenador; el hijo mayor embarazó a su novia y se imagina futuros mediocres que sin embargo lo satisfacen; y por último, la hija menor experimenta su sexualidad mientras se va de pinta con una compañera de clases. Sabemos que los días de esta familia no varían mucho, pero lo que esta ácida comedia nos muestra es cómo cada personaje se mantiene tambaleante al borde de un precipicio como si su única posibilidad sea retrasar la inminente caída.
Los hámsters, dirigida por Gilberto González Penilla, se presenta como una comedia pero, aunque en un principio podría parecer lo contrario, apunta mucho más al tono ácido de las películas de Alexander Payne o al análisis social de las historietas de la familia Burrón que a la barra de humor de Televisa. Así, mantiene una distancia clara con la forma en la que el género suele ser trabajado en México hoy en día, y en lugar de buscar arrancarnos carcajadas con albures, gags o ridiculizando a sus personajes, se vale del patetismo de la vida familiar y el eco que esto puede tener en el espectador para alcanzar un humor un tanto doloroso. Lejos de ser un filme técnicamente perfecto, pues cojea en varios aspectos, se trata de una propuesta honesta y conmovedora que habla de como una familia puede ser disfuncional aunque intente ocultarlo al momento de compartir la mesa.
Fecha de estreno en México: 25 de noviembre, 2016.