Katniss (Jennifer Lawrence) se reúne con varios de sus amigos y colaboradores cercanos, incluyendo a Gale (Liam Hemsworth), Peeta (Josh Hutcherson), Finnick (Sam Claflin) y Cressida (Natalie Dormer), para, en una peligrosa misión, liberar a los ciudadanos de Panem, una nación que vive las inclemencias de una sangrienta guerra. Sin embargo, más allá de esta tarea, se esconde un sentimiento de odio y resentimiento de Katniss hacia el presidente Snow (Donald Sutherland), a quien planea asesinar al interior del Capitolio.
Uno de los mayores atractivos de la saga cinematográfica basada en la trilogía de la escritora estadounidense, Suzanne Collins, y que ha funcionado a lo largo de cuatro entregas, es la presencia de Jennifer Lawrence, que asume intensamente su papel de la joven guerrera con reminiscencias a la brillante Juana de Arco; su rostro enmarcado en close-ups es hábilmente utilizado para evidenciar una narración en primera persona sin la necesidad de abusar de la voz en off y también funciona para procesar las emociones y complicadas decisiones que Katniss atraviesa en cada paso de su misión, principalmente cuando comienza a sentirse incómoda al ser consciente de que ha sido utilizada como un símbolo de propaganda de la facción rebelde encabezada por Alma Coin (Julianne Moore). Mientras Sinsajo - Parte 1 (2014) sufrió de un ritmo lánguido y la ausencia de un clímax contundente; Sinsajo – El final (2015) tiene material de sobra para atiborrar la pantalla de persecuciones y explosiones. Idealmente esto era suficiente para crear una película frenética de acción; por desgracia, el primer acto del filme es una recapitulación aletargada de su predecesora. En la última entrega, Katniss y su equipo finalmente asaltan el Capitolio y la película logra confeccionar una serie de trampas mortales y palpitantes secuencias de acción que habían definido a los dos primeros filmes (Los juegos del hambre, 2012; Los juegos del hambre: En llamas, 2013). El director Francis Lawrence sucumbe ante el conflicto amoroso de la protagonista asumiendo un tono redundante respecto al triángulo sentimental que se ha arrastrado durante toda la serie desde el inicio, evidenciando que Gayle y Peeta sólo han sido utilizados como simples intereses afectivos de la protagonista, más allá de mostrar sus transformaciones y complejidades como personajes. El coraje y la valentía de los rebeldes es relegado por un sentimentalismo exasperante y convencional que busca complacer a un público de espíritu adolescente. Gran parte del filme mantiene un tratamiento visual sombrío –capturado en, predominantemente, tonalidades grises por el cinefotógrafo belga, Jo Willems (Hard Candy, 2005; 30 Days of Night, 2007)–, y recupera sus influencias –el filme japonés, Battle Royale (2000); la novela de 1984, escrita por George Orwell; el concepto del “panóptico” de Jeremy Bentham– para, en el tercer acto, proponer un intento por desestabilizar los matices morales de la protagonista; pero todos estos elementos no son suficientes para evitar la ligereza y superficialidad con la que se abordan temas como la desigualdad social, el control de la élite mediante los sistemas de comunicación y la supervigilancia. En última instancia, el desenlace de Los juegos del hambre demuestra que la saga no logra desprenderse de la ciencia ficción light ni del relato de amor adolescente tradicional.
Fecha de estreno en México: 20 de noviembre, 2015.