Inspirada en la historia real de Danièle Mazet–Delpeuch, quien trabajó en el Palacio del Elíseo como la chef privada del presidente francés, Francois Mitterrand en la década de 1990, Los sabores del palacio (Les savours du Palais) sigue a Hortense Laborie (Catherine Frot) quien, después de ser asignada intempestivamente para trabajar al servicio del gobierno francés, tiene que enfrentarse a diversos retos que van desde las restricciones a su manera de preparar platillos para la casa presidencial, hasta los celos del machista grupo de chefs de la cocina principal, que consideran a Hortense una simple cocinera.
Como si también fueran el salmón, la col, las zanahorias cubiertas con jalea de foie gras (hígado de pato) o el pan de maíz que desfilan en diversos platillos a lo largo de su metraje, Los sabores del palacio hace de pequeñas dosis de comedia, dramatismo e, incluso, crítica política, los ingredientes que dan cuerpo y “sazón” a su narrativa. En la justa mezcla de tonos, la actuación de Catherine Frot destaca como guía, medida y valor central de la cinta, cuya riqueza en material humano brinda el retrato de una mujer que pese a los inconvenientes e, incluso, violentas rivalidades suscitadas por un contexto de fuerte proximidad al poder, siguió ocupándose de dar todo lo que podía en la cocina, acaso solo siendo fiel a una generosa misión: la de deleitar el paladar de los demás.
JAR (@franzkie_)
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