LuTo es la contracción de dos nombres: Luisa y Tomas, dos jóvenes de clase media de la actual Ciudad de México, vecinos de la misma zona que a fuerza de la casualidad y la empatía, de la cercanía de amigos en común, de las aspiraciones y estilos similares que un grupo como el de ellos les otorga, terminan por comenzar a salir. Luisa (Patricia Garza), de carácter alegre, trabaja como publirrelacionista; también le gusta la fotografía. Mientras que Tomás (Juan Pablo Campa), de personalidad lacónica, es un aspirante a escritor. La relación pasa por una idílica y muy corta primera etapa hasta que terminan viviendo juntos. Después de un año de convivencia, comienza a desgastarse la relación, por un lado, a causa de los celos y de las frustraciones profesionales de Tomás, quien invierte la mayor parte de su tiempo en terminar una novela que comenzó a escribir antes de conocer a Luisa, y en atormentarse, claro; por otro lado, debido al hermetismo sobre su historia sentimental y motivaciones actuales de Lucía, así como por el disgusto que le causan a ella los límites económicos que imponen a la pareja la vida profesional de Tomás. Ya ni siquiera pueden salir de viaje los fines de semana. El idilio, que en un principio era divertido, se va transformando en una monótona y ríspida rutina que termina sumergiéndolos en un círculo destructivo del que ninguno parece poder salir.
LuTo es un drama independiente que mezcla los eventos de un día en la vida de la pareja, con un ir y venir de flashbacks para dar a conocer los primeros encuentros entre Tomás y Luisa, y sus desavenencias a lo largo del tiempo que han vivido juntos. Aunque la ópera prima de la mexicana, Katina Medina Mora, busca explorar el ánimo de las muchas relaciones amorosas actuales, superfluas e incapaces de trascender la soledad de sus integrantes, destructivas a la postre, termina por quedarse a medias al no indagar en la naturaleza de los protagonistas. El punto de vista, aunque intenta ser equitativo, está más inclinado del lado de Luisa, quien muestra una personalidad ligeramente más compleja que la de Tomás, cuyas reacciones, al no estar del todo justificadas, parecen caprichosas y ridículas. El personaje del escritor atormentado que acaba destruyendo a su pareja, termina como un desapasionado lugar común. Ello se revela en particular en los diálogos que en su mayoría caen en lo trivial. Lo mismo sucede al momento de entender el vínculo que surge entre ambos al inicio de la relación: parece que un par de secuencias que imitan la atmósfera de un drama romántico con tintes de comedia europea independiente, en las que se les ve riendo forzadamente, tendrían que ser suficientes para entender que un par de jóvenes decidan irse a vivir juntos, pero esta superficialidad no revela ni aporta a la historia. Visualmente, salvo por la secuencia de la primera cita, que aprovecha la luz y atmósfera del lugar dándole profunidad al encuadre y editada simpáticamente con breves elipsis, la película tampoco propone. LuTo muestra a una directora en construcción. Los temas de las relaciones de pareja, la pérdida de la autoestima, la soledad, están ahí, pero son abordados de manera tan ligera al tratar de buscar una profundidad artificial que terminan pareciendo parodias que inhiben la empatía hacia los personajes.
VSM (@SofiaSanmarin)
Fecha de estreno en México: 24 de abril, 2015.
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