Después de presentar algunas de sus más recientes prendas en Nueva York, el diseñador de moda, Evaristo (Miguel Rodarte), regresa a México con la intención de seguir creando para demostrarle a un arrogante y frustrado crítico (Mario Iván Martínez) que sigue siendo un afamado artista y diseñador con prestigio internacional. Evaristo ha construido una identidad falsa como un empedernido homosexual afeminando para que nadie sospeche que, además de dedicarle varias horas a su trabajo, se da tiempo de seducir a sus más bellas modelos y a las esposas de sus clientes (Aislinn Derbéz, Cecilia Ponce, Ana de la Reguera). Sin embargo, cuando los colegas, los competidores y la opinión pública sospechan que es un macho seductor, el imperio de la moda que Evaristo ha construido está en riesgo de desplomarse. Para salvarlo, su socia y cómplice (Cecilia Suárez) elabora un perverso plan en el que Evaristo debe seducir a un joven (Renato López) recientemente contratado por la compañía.
Luego de dos intentos irregulares y poco contundentes por aproximarse a la historia de México desde la ficción cinematográfica (Hidalgo: La historia jamás contada; 2010; Morelos, 2012), el director mexicano, Antonio Serrano, vuelve a pisar los terrenos de la tragicomedia con temática sexual (Sexo, pudor y lágrimas, 1999) para elaborar comentarios burdos sobre la identidad, el autoengaño y la diversidad. El guión –escrito por Sabina Berman (Gloria, 2014)– retoma la premisa de Modisto de señoras (1969), protagonizado por Mauricio Garcés, para representar el estilo de vida de un tramposo mujeriego en el contexto del siglo XXI, donde existe mayor apertura respecto a las preferencias sexuales que hace 40 años. Aunque la homosexualidad pretende ser abordada con cuidado y respeto, el exacerbado amaneramiento que adopta Miguel Rodarte para interpretar a su personaje deviene ridículo, estrafalario y, a veces, grotesco. Además de enaltecer a un mentiroso y manipulador que al final es premiado por sus acciones, el filme carece de rumbo y se tambalea torpemente en un ir y venir de géneros (por ejemplo, cuando el melodrama y los lloriqueos caen en lo ridículo surge inesperadamente una vergonzosa secuencia de acción con persecuciones y tiroteos incluidos). El filme carece de cualquier tipo de sutilezas para representar a sus personajes femeninos; las mujeres sólo están a disposición del protagonista y el director recurre a las actrices para crear momentos de lujuria y sensualidad en pantalla que tienen la intención de seducir la pupila del público masculino. Como si esto no fuera lo suficientemente salaz, las mujeres de este filme son interesadas, avariciosas, capaces de traicionar a su mejor amigo con tal de obtener dinero, fama y prestigio; o son infieles y adúlteras que sin reparo alguno engañan a sus esposos; o hipócritas, superficiales y tontas modelos. En última instancia, Macho (2015) es un extenso catálogo de actitudes deleznables que presume de elegancia, gracia y distinción, cuando en realidad sólo es un relato ordinario, pedestre y de mal gusto.
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Fecha de estreno en México: 11 de noviembre, 2016.