Sarah (Taylor Schilling) y John (Peter Mooney) son un joven matrimonio que está esperando el nacimiento de su primer hijo. Si bien Miles nace significativamente antes de lo esperado, parece estar en perfecto estado de salud. De hecho, a medida que Miles crece, comienza a mostrar más y más signos de inteligencia a nivel de genio, para deleite y orgullo de sus padres. Sin embargo, cuando cumple ocho años, Miles (Jackson Robert Scott) todavía está luchando por socializar con otros niños de su edad y, por lo general, se aísla. Más que eso, ha comenzado a hacer cosas inquietantes, lo que lleva a sus padres a preocuparse de que haya algo terriblemente mal con él. Por consejo de uno de sus médicos, Sarah se encuentra con un terapeuta poco convencional llamado Arthur Jasobson (Colm Feore), quien a lo largo de su trayectoria ha tratado con niños como Miles y tiene una explicación metafísica vinculada al concepto de la reencarnación. Al principio, Sarah rechaza su consejo, creyendo que debe haber una razón más lógica para el comportamiento cada vez más hostil y violento del niño. Pero a medida que Miles continúa actuando de manera perturbadora, Sarah comienza a descubrir más y evidencia que sugiere que Jacobson tiene razón ... y se está quedando sin tiempo para salvar a Miles, antes de que el pequeño niño que ama se haya ido para siempre.
Maligno (The Prodigy, 2019), dirigido por Nicholas McCarthy (Holidays, 2016), está cortado de la misma tela que las muchas películas sobre niños espeluznantes que la han precedido -quizá una de las más memorables sea la parábola sobrenatural The Omen (1976)-, pero agrega un giro en lo que concierne a la causa del comportamiento inquietante del niño. En este sentido, el guion -escrito por Jeff Buhler (Pet Sematary, 2019)- funciona mejor como un thriller de terror que como thriller psicológico. La oscuridad es la aliada preferida del director y del cinefotógrafo Bridger Nielson (The Pact, 2012) para confeccionar astutos momentos de horror basados en las sombras, los juegos de iluminación y atractivos ángulos de la cámara. Si bien uno de los temas principales que el director desea explorar es cómo el concepto del mal acecha a una familia perfecta, nunca logra profundizar en los temores de crianza de los hijos. Esto se debe a que revela sus cartas demasiado pronto, colocando a la audiencia varios pasos por delante de los personajes, sin encontrar una manera audaz de lidiar con el absurdo inherente de la premisa. Desde el principio, cuando se muestran en paralelo dos acontecimientos de 2010 -Sarah dirigiéndose al hospital para dar a luz a Miles, y una joven golpeada (Brittany Allen) que busca ayuda de la policía luego de escapar de su secuestrador-, el relato deja bastante claro lo que realmente está sucediendo con Miles, por lo que nunca hay ninguna razón para cuestionar la salud mental de su madre o preguntarse si su perspectiva no es digna de confianza; ambigüedades que sí manejó con maestría Jennifer Kent en The Babadook (2014) al explorar el horror de la maternidad.
Fecha de estreno en México: 22 de febrero, 2019.