Sophie (Amanda Seyfried), la hija de Donna (Meryl Streep), ha decidido hacer mejoras en el hotel griego ubicado en la isla ficticia de Kalokairi en honor a su madre que ha muerto. Con ayuda del señor Cienfuegos (Andy García), Sophie organiza una reinauguración de la posada e invita tanto a sus tres padres, Harry (Colin Forth), Sam (Pierce Brosnan) y Bill (Stellan Skarsgård) –este meollo es el eje narrativo de Mamma Mia! (2008)- como a su abuela, Ruby Sheridan (Cher), para que asistan al evento. Pero una tormenta se acerca a la ínsula, junto con una noticia que debe darle a su esposo Sky (Dominic Cooper): está embarazada. Ante el agobio frente a tantos problemas, Sophie les pide ayuda a las dos grandes amigas de su madre: Rosie (Julie Walters) y Tanya (Christine Baranski) quienes la apoyan en ese momento difícil y le cuentan la situación tan similar que vivió su madre cuando también se embarazó. A partir de una serie de flashbacks, conocemos a una joven Donna (Lily James), que se gradúa junto con sus amigas - Rosie (Alexa Davies) y Tanya (Jessica Keenan Wynn)- de la Universidad de Oxford. Después de una emotiva despedida, Donna comienza un viaje por el mundo en busca del lugar a donde su corazón la llame. Durante esta travesía conoce a Harry (Hugh Skinner), quien la intenta impresionar mientras recorren las calles de París, a Bill (Josh Dylan) que la lleva en su yate, y a Sam (Jeremy Irvine), que la ayuda cuando llega a la isla. En los días posteriores a su encuentro con estos tres hombres, Donna deberá tomar una decisión con respecto a aquel llamado de su corazón y a su repentino embarazo, todo esto acompasado con la música setentera del grupo sueco ABBA.

Mamma mia! Vamos otra vez (Mamma Mia! Here We Go Again, 2018) es dirigida por Ol Parker (Now Is Good, 2012; Imagine Me & You, 2005), quien retoma el trabajo que Phyllida Lloyd realizó para Mamma Mia! en el año 2008. Parker, que también realizó el guion junto con Richard Curtis (Love Actually, 2003; The Boat That Rocked, 2009), muestra una historia ubicada en dos épocas distintas sobre las que yace una historia de independencia, amor y libertad. Bajo la coreografía de Anthony Van Laast (Beauty and the Beast, 2017), el filme ofrece notables momentos como el que ocurre en un restaurante parisino al ritmo de Waterloo -donde se orquesta una de las secuencias más complejas de baile que ocurren a lo largo de la cinta-, y la llegada de una flotilla de barcos a la isla de Kalokairi donde los pasajeros cantan y bailan al compás de Dancing Queen. La interpretación más destacada dentro del reparto actoral es la de Lily James, que lejos de hacer una imitación del personaje que Streep interpretó, crea su propia versión de Donna, dándole cierto carisma y vivacidad al pasado de la icónica mujer. Pese a estos aspectos destacados, el guion padece de grandes deficiencias que incluso, de manera forzada, buscan hacer que las canciones encajen en situaciones innecesarias, como el momento en que Donna besa a su profesora en señal de agradecimiento y comienza la canción When I Kissed the Teacher –que habla del profundo enamoramiento de una alumna hacia su profesor- o cuando aparece Cher para cantar sobre su amor perdido, que resulta llamarse Fernando –igual que la canción-, y coincidentemente se encuentra también entre los invitados de la fiesta. De igual forma, el diálogo se vuelve innecesario e incluso peca de moralista al explicar la forma en que la mujer queda embarazada sin tener una mínima certeza del origen del padre, y cómo una y otra vez la cinta hace que Lily James repita “no soy la clase de mujer que se acuesta con alguien en la primera cita”, mientras la observamos hacerlo no con uno, sino con tres en el transcurso de un viaje. En última instancia, el filme recurre a la nostalgia para cubrir estas carencias, haciendo uso de canciones menos populares de la agrupación sueca que pueden resonar en los oídos de aquellos que siguieron con fervor a esta banda.  

Fecha de estreno en México: 17 de agosto, 2018.

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