Martha (Diane Keaton) ha vivido en el mismo apartamento en la ciudad de Nueva York durante más de cuatro décadas y, durante esos años, nunca se casó ni tuvo hijos y, con el costo de la vida en ascenso, decide emprender un cambio de escenario. Le diagnosticaron cáncer, opta por renunciar a la quimioterapia para poder tener una apariencia de vida normal y decide mudarse a una comunidad de jubilados en Georgia para pasar el resto de sus días. El establecimiento está administrado por Vicki (Celia Weston), y Martha pronto se hace amiga de su vecina Sheryl (Jackie Weaver), quien ama la vida. Al recordar sus años de gloria como porrista y animadora en la preparatoria, Martha hace un plan para llevar el deporte a los ancianos residentes, reclutando a un grupo que incluye a Sheryl, Alice (Rhea Perlman) y Olive (Pam Grier), tratando de revivir las viejas épocas. Entusiasta con sus nuevos entrenamientos, Martha planea una actuación en el show de talentos de la comunidad e inscribe a su equipo para competir contra los equipos de jóvenes porristas. Mientras sufre una humillación pública, Martha encuentra una entrenadora en Chloe (Alisha Boe), una joven que se da cuenta de que las mujeres mayores necesitan apoyo sin condenarlas, y se compromete a ayudarlas.
A pesar de su apariencia de comedia ligera, Mejor que nunca (Poms, 2019) es un relato con una fuerte dosis de melancolía. Cuando nos encontramos con Martha, ella sabe que va a morir pronto, así que vende sus muebles y se muda a una cómoda y tranquila casa de retiro. El tema de la mortalidad juega un papel importante en el guión de Shane Atkinson y Zara Hayes (que también dirige), con Martha explorando el peculiar concepto de un funeral con fuegos artificiales, con sus restos lanzados al aire, explotando para deleite de los demás. Ciertamente el filme no mantiene ese tono depresivo, pero los años que avanzan son una preocupación para la protagonista, que se encuentra en una crisis de la vejez, y recurre a las rutinas de las porristas como una forma para lanzarse ánimos a si misma y reencontrarse con su juventud y sacar el mayor provecho de sus nuevas amistades, experimentando el poder de la sororidad con mujeres de la misma edad en extrema necesidad de un pasatiempo. Hay algunas escenas que tienen un propósito, incluida una tarde inspiradora de entrenamiento en la que Martha motiva a sus compañeras a mirarse frenta al espejo para confrontar los problemas de autoestima. Lamentablemente, Mejor que nunca transita de escena en escena, de situación en situación, con pocas explicaciones de las motivaciones de sus personajes y sus cambios repentinos de comportamiento. ¿Qué fue exactamente lo que motivó a la rígida Martha, cuyo fondo permanece oscuro, a abrirse de pronto y salir con una explosión? ¿Por qué la administradora de la comunidad de jubilados se vuelve en contra de las mujeres con tanta vehemencia? En última instancia, Mejor que nunca es una pelícua inofensiva, que tiene la intención de inspirar a los adultos mayores –específicamente a las mujeres mayores de 60 años- que normalmente no están representados en las superproducciones de la industria hollywoodense, presentándolos con amabilidad. Sin embargo, sus mensajes bienintencionados no logran sostener un relato aletargado, predecible, incapaz de ampliar las bromas en torno a la vejez, y sin plantear obstáculos conviencentes para los personajes.
Fecha de estreno en México: 12 de julio, 2019.