Unos pies ensangrentados es lo primero que observamos mientras torturan a Mario (Baltimore Beltrán). El hombre sale de prisión con la promesa de desaparecer, de lo contrario, su vida correrá riesgo. La ciudad a la que regresa parece ser la misma que aquella en la cual fue apresado veinte años atrás. El hombre consigue un trabajo en una de las grandes maquilas de procedencia extranjera en el estado de Baja California, una urbe caracterizada por el crimen, la impunidad y la violencia. Al mismo tiempo, en otra maquila –de la misma localidad-, Chicali (Hoze Meléndez) es despedido. Su situación es agobiante, debido a que cuida de su madre, una anciana cuyo cuerpo le ha dejado de responder y que vive postrada en una cama. El joven consigue empleo como policía auxiliar, teniendo como labor principal el cuidado de un supermercado. Mientras se encuentra haciendo su trabajo, Chicali le dispara a un hombre que intenta robar el lugar, matándolo al momento. Al siguiente día, es contactado por un grupo –parte del crimen organizado- que le informan que ahora trabaja para ellos. Su oficio impuesto consiste en matar a aquellas personas que sus nuevos “jefes” le indiquen, haciendo de él un inexperto sicario. Al otro lado de la frontera, en California, Jenny (Bella Merlin), una indigente, encuentra un arma en el basurero; ante la imposibilidad de venderla en su país, la mujer llega a Tijuana para conseguir algo de dinero por la pistola. Después de comparar la vida que lleva en Estados Unidos con la que puede tener en México, la indigente decide quedarse en Baja California. Pero, con la finalidad de cubrir sus gastos, se convierte en una contrabandista que transporta la droga entre ambos países. Las vidas de Mario, Chicali y Jenny se cruzarán varias veces en una historia que se teje como una más entre millones que ocurren en ese borde de tierra que delimita la prosperidad y la pobreza.
Mente revólver (2017), el segundo largometraje de Alejandro Ramírez Corona (Aki estamos, 2012), usa como pretexto la historia de Mario Aburto (el hombre que fue declarado como el asesino de Luis Donaldo Colosio, candidato presidencial de México en 1994) y su ficticia liberación para mostrar las promesas rotas de gobiernos pasados y las actuales propuestas políticas a las que la gente se sujeta en busca de un futuro mejor. Pero, así como el cambio no es perceptible para Mario cuando finalmente sale de la prisión, tampoco lo es para esas personas que trabajan en las maquilas; seres que se ocultan detrás de enormes máquinas y cuyos rostros carecen de importancia (siendo escondidos por cubrebocas azules que prometen un ambiente pulcro y aséptico). El trabajo del cinefotógrafo Víctor Dávila (Requiem para la eternidad, 2011) consigue hacer un retrato naturalista de la forma en que la frontera se construye: luces en tonos neón, una playa que desemboca al océano Pacífico, maquinarias metálicas y un halo de carencia que rodea muchas de las pequeñas colonias asentadas al margen de Estados Unidos. La forma en que el cineasta expone a sus personajes en el guion, a partir de diversas perspectivas, permite que veamos no sólo una faceta sobre las cuestiones de desigualdad y pobreza que suceden en Tijuana, sino una avalancha de acciones que provocan dolorosos efectos en cada uno de los involucrados. Ramírez Corona desarrolla sólidamente la trama de uno de sus personajes, aquel interpretado por Meléndez, logrando que su arco dramático desemboque en un detrimento emocional reflejado en una toma realizada con el efecto snorricam y articulando, alrededor del joven sicario, escenarios opresivos. Ante tal esfuerzo, se hace evidente que la resolución en los otros dos personajes es mucho más abrupta y no posee la misma significación visual que la previamente descrita. La violencia a la que son sometidos los personajes parece obedecer a un manual de reglas de supervivencia: no mires, no hables, no opines. Todos aceptan la violencia como algo que está sujeto a sus propias condiciones, conviven con ella, la sujetan, los destroza y ante tal vorágine de injusticias, siempre hay una próxima víctima.
Fecha de estreno en México: 17 de agosto, 2018.
Consulta horarios en: Cineteca Nacional