Elle (Lily Tomlin) es una veterana poeta lesbiana que busca superar la muerte de su compañera de toda la vida. Y aunque se ha involucrado sentimentalmente con una mujer más joven llamada Olivia (Judy Greer), no está segura de que esta relación funcione. Entre tantas confusiones, aparece su nieta, Sage (Julia Garner), una joven que está embarazada y le pide 600 dólares para someterse a un aborto. La abuela –que se encuentra en la ruina económica– y la nieta –que ya no tiene el apoyo de su madre, Judy (Marcia Gay Harden)– emprenden un viaje por carretera para reencontrarse con antiguas amistades y pedirles apoyo para solucionar el problema de la joven.
Dividido en seis capítulos, Mi abuela (Grandma, 2015), el más reciente filme del realizador estadounidense, Paul Weitz (Little Fockers, 2010; Admission, 2013), combina los elementos de la road movie y la comedia familiar para mostrar cómo dos personajes conmovedores separados por la brecha generacional se inmiscuyen en un viaje de aprendizaje. Los personajes están cuidadosamente elaborados y colocados en situaciones verosímiles de la vida cotidiana. Los chispazos de humor son bien conducidos por las protagonistas, aunque la experiencia y talento de Tomlin opacan en varios momentos a la joven Garner. La película es el retrato de dos mujeres confundidas por las relaciones que han quebrantado a lo largo de sus vidas, pero que encuentran una oportunidad para poder vincularse nuevamente con familiares, amigos y amores pasados. Más allá de la pretensión de Weitz de ofrecernos lecciones de vida; el guión se aprovecha del aborto de Sage como para conducir la atención hacia al propio drama de Elle, pero no se atreve a establecer una postura moral clara respecto a este tema que apenas es mencionado en un par de conversaciones. Lo que en un principio era la preocupación central del filme y el gancho para atraer al espectador, sólo es utilizado como un pretexto para conducirnos a las problemáticas de la mujer mayor.
Fecha de estreno en México: 12 de febrero, 2016.