Tras la muerte de su padre, Tobey Marshall (Aaron Paul) acepta trabajar en la reconstrucción del mítico último Mustang armado por Carrol Shelby, propiedad de su enemigo Dino Brewster (Dominic Cooper), sólo para salvar el taller mecánico de su familia. Cuando el auto está listo y la venta se concreta, una vieja rivalidad entre Marshall y Brewster se reaviva: ¿Quién es el mejor conductor: Brewster, que ha competido en circuitos profesionales, o Marshall, el rey de las carreras callejeras?. Cada quien apuesta su mitad del trato en la venta del Mustang. Será una carrera callejera en tres idénticos Koenigsegg Agera. El tercer corredor es Petey (Harrison Gilbertson), joven pupilo de Marshall y el hermano menor de la novia de Brewster. Durante la carrera, Dino queda detrás de Petey. Imposibilitado para rebasarlo, golpea su defensa, lo cual provoca que el auto de éste gire en el aire hasta caer del puente e incendiarse. Tobey Marshall es acusado por homicidio imprudencial, mientras no hay evidencias de que Dino Brewster hubiera estado en la carrera.
El director Scott Waugh (Act of Valor, 2012) ha pasado la mayor parte de su carrera como director de stunts, es por eso que no debería extrañarnos que toda la cinta se filmara sin ninguna pantalla verde. Su intención era recuperar la esencia mítica, un poco cursi, de las cintas de carreras de los setenta. No es la próxima cinta que revolucionará al cine, pero sí cumple con aparatosas escenas de acción (por ejemplo, un auto enganchado a un helicóptero), autos costosos, un largo viaje y una típica historia de amor.
AS (@albertosandel)