Venus (Emma Roberts) es una adolescente enfocada en sus estudios y que prefiere mantenerse lejos de cualquier problema. Sydney (Emily Meade) es su mejor amiga y parece ser todo lo contrario: es una asidua jugadora de Nerve, una app para celular que –debido a su servicio de streaming en vivo– lleva a la obsesión por la popularidad online a un nivel mucho más drástico del que conocemos debido a que los “espectadores” son los encargados de poner los retos a los que juegan a cambio de dinero y no hay límites en las peticiones. Un día, esa supuesta mejor amiga reta a Venus a hablarle al chico que le gusta, como no lo hace va ella en su nombre pero las cosas salen mal. Como consecuencia, Venus decide arriesgarse por primera vez en su vida y jugar Nerve pero como era de esperarse, las cosas se salen de control.
La premisa de Nerve: Un juego sin reglas (Nerve, 2016) coloca al filme como una muestra de ciencia ficción que ataca los problemas actuales de manera asombrosamente puntual. No hay obsesión más grande en estos días que las aplicaciones de celular o los gadgets novedosos que no tienen otro objetivo que hacernos creer que evadimos el aburrimiento y nos convencen de que hay algo cercano al éxito si tenemos más seguidores en una red social o si vamos a la cabeza del juego vacuo del momento. Como escribió Luigi Amara en La escuela del aburrimiento: “Nuestra percepción de las cosas, del tiempo que las envuelve y constituye, se ha de transformado de tal modo que, si no ofrecen intensidad y variación, si no son gratificantes por obra de lo nuevo, si no gozan del prestigio de la efervescencia, su potencial de sentido se erosiona.” Entonces, en Nerve, vemos el límite excesivo al que se puede llegar no sólo en busca de emociones sino aspirando al reconocimiento de un gran número de desconocidos que celebran al estilo de Periscope las tonterías que podemos llegar a hacer para entretenerlos, y nos dan su dinero a cambio. Visualmente, la película logra llevar a la pantalla el funcionamiento de las redes sociales utilizando los comentarios y “likes” para acentuar los puntos climáticos de la narrativa mostrándonos lo que sucede a través de las pantallas de los espectadores del universo del filme. Además, se vale de su naturaleza aparentemente predecible para brindarnos unas vueltas de tuerca completamente efectivas aunque no logra rellenar todos los huecos narrativos. Sin embargo, el prometedor cuestionamiento de la premisa se topa con la desidia del guión hacia la posibilidad de profundizar y opta por aquello que critica: la acción con el fin único de mantener la atención del espectador. Además, Nerve evade temas propios del género en el que se inserta; no hay discusión sobre las diferencias entre unos hackers y otros, ni mención alguna a la mano corporativa que regularmente está detrás de las aplicaciones que –aunque todavía nos han llevado a arriesgar, literalmente, nuestras vidas– si han menguado el tiempo que le dedicamos a actividades relevantes.
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Fecha de estreno en México: 2 de septiembre, 2016.