Una mujer (Eleni Roussinou) y su esposo (Christos Loulis) han intentado tener un hijo, pero no lo han logrado. Con la intención de formar una familia, el matrimonio decide contratar a una joven para que se embarace y se convierta en una madre sustituta que viva con ellos en una lujosa villa durante nueve meses. Optan por una bella y enigmática migrante (Célestine Aposporis) que atraviesa una fuerte crisis económica. Aunque al principio se percibe su desconfianza, la joven acepta para, una vez terminado el contrato, salir de sus problemas y seguir con su vida cotidiana. La lealtad de la pareja se pone a prueba, y la huésped adopta gradualmente un comportamiento seductor que ofende la aparente modestia de la esposa. Los planes del matrimonio se desvanecen cuando el hombre, mientras celebra el cumpleaños de su tía enferma, recibe una misteriosa llamada que le informa sobre la misteriosa desaparición de su esposa.
Con el telón de fondo de la Atenas contemporánea y con un par de guiños al impacto de la actual crisis de inmigrantes que ha visto a miles de personas desembarcar en las costas griegas, No me ames (Love Me Not, 2017), el cuarto largometraje de ficción del cineasta griego, Alexandros Avranas (Miss Violence, 2013), es un relato desolador sobre la ambición humana que, mediante la exposición de la violencia desnuda y bruta, pretende trabajar como alegoría de una nación en crisis económica y moral. Al menos al principio, Avranas parece más comprometido en confeccionar un thriller ‘hitchcockiano’ que un trabajo observacional que analiza el comportamiento del ser humano y el entorno en el que vive. En la primera mitad del filme, el director y guionista se concentra en la tensión entre tres personajes que ocupan un mismo espacio; somos testigos de pequeños berrinches y juegos de seducción por parte de una joven que claramente tiene intenciones de hacer enfadar a la mujer, pero esta última se muestra serena sin la necesidad de entrar en las provocaciones y, por lo tanto, evitando la explosión de algún conflicto. Más allá del tono seco y parco en las actuaciones -que recuerda el estilo de los primeros filmes de Yorgos Lanthimos (Kynodontas, 2009; Alps, 2011)- la falta de humanidad y empatía es visible. Las condiciones del embarazo se discuten de manera burocrática; se habla de contratos, pagos y cláusulas. Pero justo la llamada telefónica que recibe el protagonista marca un punto de inflexión para llevarnos a otro terreno, uno inesperado y, por supuesto, perturbador, cruel y controvertido, que cuestiona el problema de la ambición vinculado al deseo de mantener la apariencia de un estatus social y cómo esta obsesión incurre en el asesinato de la propia identidad. Si bien Avranas aspira superar los límites de la moral para que repensemos hasta qué punto el ser humano confunde su avaricia con la impartición de justicia, su discurso comienza a perder la brújula cuando se deleita en degradar y castigar excesivamente a sus personajes. La ambición y la mentira deben pagarse con humillación y perversión, parece sentenciar el director o al menos así lo reflejan las escenas previas al sombrío desenlace.
Fecha de estreno en México: 26 de julio, 2019.
Consulta horarios en: Cinépolis, Cinemex, Cineteca Nacional